Los 3 mejores libros del brillante Per Olov Enquist

El escritor sueco Per Olov Enquist podría considerarse algo así como la oveja negra de la literatura actual sueca. Más que nada porque es este país el que en mayor medida sirve a la causa del noir nórdico, ese filón explotado por autores y autoras como David Lagercrantz, en la inagotable saga Millennium, o la superventas Camilla Lackberg.

Pero también es cierto que Per Olov Enquist, a su edad, está de vuelta de todo y acaba escribiendo con una libertad envidiable. La de quien abunda en la literatura por un pleno convencimiento vital sin horizonte alguno de glorias fatuas que ya no interesan disfrutar.

Por desgracia solo con ese convencimiento que otorga la edad, o una absoluta liberación dificil de conquistar en los tiempos que corren, sucede finalmente que se decide uno a escribir lo que sale de dentro, en la disyuntiva entre lo visceral, lo emocional, lo pasional, todo ello sazonado o más bien condenado en el caso de Enquist, por lo racional.

Así que si te apetece disfrutar de esas literatura que te deja boquiabierto, no por medio de ingeniosos giros, sino a golpe de verdad, hasta hacerte despertar una sonrisa franca o una lágrima izada desde lo más profundo del pozo que cada cual alberga, Olov Enquist puede ser un gran narrador para tí.

Top 3 libros recomendados de Olov Enquist

El libro de las parábolas

¿Quién no ha vivido un amor prohibido? Sin amar lo imposible, lo prohibido o incluso lo repudiable (siempre a la vista de los demás), probablemente nunca se podrá decir que se ha amado o vivido, o ambas cosas. Olov Enquist hace un más que probable gesto de honestidad consigo mismo. Un reconocimiento del amor romántico (en lo espiritual y en lo físico. O desde lo físico hacia lo espiritual) El amor que fue entre la mujer madura y el adolescente podría haber sido considerado en su momento como un encuentro bochornoso, inmoral o reprobable.

Pero en el caso del adolescente, suponiendo que fue quien ha llegado a ser Olov Enquist, seguramente haya proliferado en grandes páginas de la literatura mundial. ¿Estamos entonces en deuda con el adulterio o la promiscuidad o lo que quiera que haya de verdad en ese primer amor como materia de estudio entre maestra y alumno? Sin duda hay tintes autobiográficos en las páginas de este libro. El propio autor lo reconoce. A la vez que reconoce una especie de deuda creativa.

La sensación de un amor aprendido entre los brazos y las piernas que otrorá lo cobijaron pudo ser la más fecunda de sus raíces creativas. Viva entonces el amor inesperado, el que se esconde para hacerse universal, el que despierta la creatividad de lo prohibido. Para ser honesto consigo mismo, el autor ha querido escribir lo que hasta este momento se trazaba en los renglones de su destino y de su alma. Quien no haya amado lo imposible no debiera leer este libro. Todos los demás, incluido tú, no puedes dejar escapar esta oportunidad.

El libro de las parábolas

La biblioteca del capitán Nemo

La biblioteca del capitán Nemo Bien es cierto que Olov Enquist no pertenece al noir nórdico. Y sin embargo hay un no sé qué en esta novela de ecos oscuros, compartidos gracias a esa ambientación gélida, como de personajes siempre pisando un permafrost que refleja la dureza de su propia existencia.

A partir de una más que posible confusión de hijos nacidos en el mismo día, Olov Enquist despliega todo su don para combinar acción y reflexión, existencialismo en medio de las realidades más adversas, hasta el punto de un extrañamiento mágico, entre lo onírico, lo deseado por el ser humano y la contrariedad como esencia convertida en nuestro hábitat gracias al don de la razón.

La obra se va moviendo como una continua metáfora entre la nieve que cubre la tierra, la belleza y su siniestro descubrimiento en soledad.

En su sólida prosa, Enquist despierta siempre una lírica de la imagen y del símbolo que lo convierte en un extraño poeta que encuentra en lo prosaico la excusa para desarrollar los versos más desangelados.

La biblioteca del capitán Nemo

La visita del médico de cámara

Cristian VII padecía su enfermedad mental encubriéndola en las típicas fantasías que engatusan al pueblo, ignorante del estado real de las cosas.

Quizás por eso Cristian quiso confiar su cura en las manos de un médico vanguardista. Solo que el doctor en cuestión aprovechó su entrada en la cámara del rey para aportar una frescura y modernidad que impactó pronto con los intereses de tantos y tantos habitantes de la corte.

Suele pasar con los personajes fuera de tiempo. Aquel médico, Johann Friedrich Struensee no debía estar en el siglo XVIII y menos en una boca del lobo tan retrógada como una corte. Poco después de entrar a curar al rey, acabó decapitado.

Y eso que llegó a actuar como válido del rey en multitud de asuntos con voluntad transformadora (sin duda por eso acabó perdiendo la cabeza, literarlmente hablando).

En el ínterin, el autor nos zambulle en lo conocido y lo supuesto sobre un personaje que por si solo ya anunciaba una modernidad que aún tardaría en llegar varias décadas, cuando la ilustración se asomaba ya a un siglo XIX, ahora ya sí, más abierto a ciertos cambios…

La visita del médico de cámara
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