Hay autores sobre cuya obra hay que estar ciertamente seguro de querer leerla. Y coger un libro bajo premisas o condicionantes de lectura no suele ser el mejor de los comienzos para una aventura en papel. Salvo que te topes con algo excepcional como es la obra de Peter Handke.
Lo digo porque este escritor austrĂaco, llegado a la novela como una vertiente más del creador polifacĂ©tico, aparece con su vitola de pesimismo hecho literatura. Además Handke es sofisticado en ocasiones en la forma, pero a la postre se trata de un narrador sumamente interesante. Su literatura es un vaciado sincero, el de cada uno de sus personajes con ritmos fugados de sus obras de teatro o de sus guiones.
Si mezclamos a conciencia a Kafka y Cioran, encontramos a un Handke que, en el mareo del cĂłctel, ofrece multitud de sorprendentes matices. Una especie de descargas narrativas sobre personajes abandonados a la suerte de lo cotidiano, una vez bajados de las tablas sobre las que actĂşan. IncluĂdo Ă©l mismo como primera voz que expone su experiencia vital y su ideraio del mundo.
Handke o cualesquiera otros de sus personajes, reconvertidos en nosotros mismos con nuestros pensamientos, tamizados por los sĂmbolos de los sueños que, con su habitual carácter de pistas sin sentido claro, acaban marcando el devenir de nuestro comportamiento. Avisados estamos de que Handke no es la alegrĂa de la huerta. Y tampoco es que la acciĂłn de sus obras nos muevan por trepidantes tramas. Pese a todo, su literatura cautiva.
Las novelas y los escritos casi novelados de Handke rezuman ese pesimismo de la soledad. AĂşn asĂ volvemos a disfrutar, en cuanto le cogemos el punto a la suma de personajes tristes, de ese viaje al existencialismo punteado por ese añadido de lo fantástico que nace desde lo onĂrico y hasta de lo demencial.
3 libros recomendados de Peter Handke
Ensayo sobre el cansancio
Puesto que la intenciĂłn novelĂstica de Handke pasa por una intenciĂłn filosĂłfica en torno al personaje, su parte de no ficciĂłn no dista tanto de su vertiente de ficciĂłn.
Todo ensayo apunta al soliloquio más trascendental, a la exposiciĂłn de ideas enlazadas hacia la proyecciĂłn racional sobre referentes morales, ideolĂłgicos o de cualquier otra Ăndole desde la que el autor de turno es capaz de construir esa obra de principios, de viaje iniciático.
En esta ocasiĂłn el cansancio pasa por ser una excusa desde la que abordar ese fatalismo, derrotismo que nos convierte a todos en perdedores desde nuestra razĂłn incapaz de abordar la finitud de todo, partiendo desde nuestra propia conciencia encerrada entre huesos.
No se trata de un libro fácil, como puedes imaginar, pero sus sĂmbolos, bien digeridos desde una lectura detenida, acaban por aportar brillantes nociones existenciales. El cansancio de vivir para un ser racional siempre en busca de respuestas en un mundo construĂdo desde la más absoluta relatividad, resulta para Handke agotadora.
Y sin embargo la magia del experimento del pensamiento hacia esa insatifacciĂłn derivada crea un espacio de libertad tan angustiosa como gratificantemente explorable.
Desgracia impeorable
Otra de las grandes obras rescatadas para la actualidad. Porque si las obras de Handke han sido reeditdas recientemente es porque su pensamiento extendido hacia un espacio entre la ficción (como un ámbito personal del propio escritor), y el realismo propio de una obra empapada de las vivencias más crudas exorcizadas en lo literario, acaba por convertir al propio Handke en un personaje universal, un héroe de la supervivencia que narra sus propias impresiones fragmentadas entre sueños, vivencias, reflejos y ricas nociones del existencialismo brindado como experiencia.
El tĂtulo de esta obra apunta a ese aspecto de lo irreversible que es la muerte. Puede que una salida de escena como la que tuvo su madre, con ese desencanto del suicidio, incluso marcado por creencias y religiones como una cesiĂłn al diablo, supusiera para Handke uno de los motores más potentes para vomitar esa angustia de las ausencias con peso que pueden llegar a hundir a quienes las soportan. Y que en todo caso son siempre ese cargar de hombros del que el autor jamás puede desprenderse.
El momento de la sensaciĂłn verdadera
El despertar, abordado con ese reconimiento literario internacional en el Gregorio Samsa de Kafka. En el caso de esta novela de Handke descubrimos una especia de dĂa despuĂ©s desde un sueño que apunta a profecĂa autocumplida. La potente sensaciĂłn del sueño de Keuschnig, en el que se ha descubierto capaz del homicidio, lo magnetiza en todo lo que hace despuĂ©s.
Un simple sueño, nada de este mundo, una descarga incomprensible de la razĂłn en su descanso nocturno. Y sin embargo para Keuschnig ya nada vuelve a ser lo mismo. Paris, la ciudad en la que trabaja cumpliendo un cometido polĂtico cĂłmodo y reconocido va perdiendo su luz para este desdichado capaz de sumirse en su propio sueño. Todo lo que ocurre desde ese despertar apunta a la catástrofe.
La Ăşnica posibilidad para Keuschnig es volver a recuperar el mundo desde la visiĂłn de la infancia, un tiempo en el que los sueños podĂan tener monstruos, pero en los que nunca uno mismo podĂa acabar conviertiĂ©ndose en el monstruo, en el asesino…
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