Siempre defenderé el cuento como fuente alternativa donde refrescarse con lecturas reveladoras, en torno al propio oficio de escribir o como alarde de su capacidad de síntesis explosiva de caja de pandora. Porque a día de hoy el cuento ha ganado en relevancia, ha madurado, se ha extendido hacia lectores entrados en años pero más que nunca ávidos de cuentos transformadores del tedio.
A Marcelo Luján, a sus cuentos, los conocí gracias a su libro de relatos «La claridad», con su flamante vitola de premio Ribera del Duero. Un premio ya compartido con su predecesora y compatriota Samanta Schweblin, quizás el espaldarazo final para animarme con su «claidad».
Pero ya enseguida se descubre en Luján ese poso de narrador de lo breve inspirado. El cuentista tocado por el don que si es capaz de ser domado en su impronta desbocada, acaba por dejarse equilibrar con lo racional para terminar por hacerse visible en la mas bella y trascendente de las formas.
También en las novelas de Luján encontramos interesantes tramas que bordean el género negro, atomizadas en ocasiones con la querencia del cuentista que siempre quiere imponerse. Pero Luján también hace de las tendencias virtud y en cualquiera de sus libros se disfruta de una literatura hecha alma.
Top 3 libros recomendados de Marcelo Luján
La claridad
Desde la caverna se observa la claridad con recelo. Al fin y al cabo todos estamos ahí, entre las sombras, por miedos o culpas. Frente a la autodefensa de nuestras mezquindades, la luz poco puede hacer.
Y entonces la claridad puede resultar hasta amenazante si nos empeñamos en mantenernos en las tinieblas. Platón y su mito de la caverna, personajes los de este libro que quizás fueran de los pocos intrépidos que podrían llegar a la claridad cuando ya todo está perdido.
Los seis cuentos que constituyen La claridad anuncian todo lo que deseamos y no alcanzamos, los miedos y los arrebatos, el amor y la traición y los pequeñísimos instantes de dicha. El brillo de la claridad es más brillo cuando se contempla desde la oscuridad.
Y es, precisamente, desde ese amplio parámetro de la negrura, donde un particular y resuelto manejo del lenguaje, de la voz narrativa y de los registros, logra crear personajes libres o condenados, siempre eternos, en unas historias inesperadas, extraordinarias, violentas y terrenales que se combinan para mostrarnos el lado más afilado de la belleza.
Subsuelo
Esta historia aprovecha que finalmente todo son fragmentos. La vida son esos pedazos de nosotros y de lo vivido, en un puzzle donde siempre faltan piezas esenciales. Una trama en busca de esas piezas para tratar de explicar los motivos para los recuerdos más oscuros y tortuosos.
Un cuerpo vivo que se cambia por un cadáver. Una piscina. Un flash. El pantano. Y los mellizos, que comparten un secreto del que no parece fácil escapar. Como un murmullo bajo la tierra centenaria, la indiferencia adolescente se puede ver truncada por la calma del agua; apenas un instante dentro de aquella noche que suda veneno. Familia, recuerdos, pasado. Hormigas.
Las raíces escondidas que siempre están presentes y tan activas: apretando el músculo de la sentencia. Como el pulso a dos manos que obliga a soluciones suicidas. Como el cordón umbilical que une y separa, que ata y aprieta. Hasta la muerte. Hasta la culpa. Dos veranos son suficientes para que la parcela del valle se convierta en el escenario de una perfecta tortura emocional.
Moravia
Argentina, febrero de 1950. Juan Kosic, ahora consagrado y famoso bandoneonista, regresa a su lugar natal quince años después de haberlo abandonado. Lo acompañan su esposa y su pequeña hija. Sin desvelar su identidad, se presenta en la pensión que regenta su madre desde hace más de cuarenta años en Colonia Buen Respiro, un pueblo perdido en medio de La Pampa. Para Juan Kosic el ansiado regreso solamente tiene un propósito: demostrarle a su madre que triunfó gracias a la profesión que ella le había negado y que un día forzó la separación.
Adinerado en un pueblo de campesinos con escasos recursos, elegante y ampuloso, cargado con la arrogancia que sólo puede generar el resentimiento, el bandoneonista desoye todas las advertencias de su esposa y no desiste en continuar con el plan que lleva años ideando: burlarse de quien no confió en él ni en su talento artístico.
Pero un suceso irreversible y catastrófico conducirá la historia por un trágico desvío. Con el talento narrativo unánimemente elogiado por la crítica, Luján reflexiona sobre los riesgos de la impostura y la capacidad destructiva del ser humano cuando, como en las tragedias griegas, la hybris y la ambición empujan a los personajes hacia un dramático desenlace.
