Para ser padre de la into engeyonyani yebuchwepheshe, o al menos precursor en lo que a términos esenciales como «robot» se refiere, la cosa es que el UKarel Capek escritor es un poco el viejo desahuciado y olvidado en una residencia. Kuba la gloria CiFi hoy en día es de otros como UAsimov nacido en 1920, curiosamente cuando la palabra robot era acuñada para la posteridad por este escritor checo en su obra de teatro RUR
Claro está que no se le puede acusar a Asimov de usurpador o de intruso. Más que nada porque lo extenso, exquisito, exuberante (y todos los términos con x que pudiéramos encontrar) de la obra de Asimov lo erigen como protagonista absoluto de la ciencia ficción como literatura y como proyección no tan alejada de las posibilidades de nuestro mundo.
Pero sin Capek quizás las leyes de la robótica no serían tal cual las conocemos ahora. Porque todo inicio de una idea dispara la imaginación del ingenio propio y ajeno. Y mientras todo sea plantear nuevas hipótesis sin pisar lo ya creado, pues justo es reconocer al César lo que es del César.
Top 3 novelas recomendadas de Karel Capek
RUR.
Las distopías no son fruto de la casualidad sino que surgen desde las peores nociones de la realidad, imaginadas y potenciadas (en ocasiones incluso minusvaloradas) desde una realidad en cuyas fallas sociales se auguran siniestras visiones del porvenir…
Las masivas producciones de robots en la fábrica Rossum han creado una vida más placentera, así como también grandes problemas: la humanidad ha dejado de reproducirse y los robots son enviados a la guerra.
Helena Glory llega a Robots Universales Rossum con una misión: ayudar a los robots, sólo para darse cuenta que ellos no sienten nada y que lucen exactamente igual que cualquier humano.
En su afán de darles la libertad que ella cree que deberían gozar, las ambiciones de Helena se verán truncadas por la realidad cuando los robots comiencen a sublevarse. Esta es la obra que masificaría la palabra robot a nivel mundial, pero también es una de las primeras distopías escritas.
La Guerra de las Salamandras
Lo de la fabulación o la personalización para disfrazar una trama de anticipación, una distopía o cualquier narración cifi puede que también partiera del Capek a bordo de esta novela desconcertante. Una trama en la que encontrar esos siniestros paralelismos que la salida completa de foco permite. Algún momento de humor, un avance lento pero seguro que engancha y fascina hacia un desenlace sorprendente.
Las salamandras son unos animales pacíficos cuyas habilidades cautivan a una humanidad que cabalga a lomos del progreso tecnológico desbocado del periodo de entreguerras. La industria es la primera en aprovechar su enorme potencial; poco después, los gobiernos europeos las utilizan para impulsar el comercio, ganar territorio al mar y modernizar los ejércitos. Se les suministran herramientas, conocimientos, armas y un futuro del que ellas tomarán las riendas.
El año del jardinero
La rareza, el capricho o la subida de azúcar. Sea lo que fuera lo que condujo a Capek a escribir este libro sin duda llega con un tono disruptivo y sorprendente que se descubre con el encanto de lo extraño y que se lee por momentos con desapego.
Más que nada por encontrarse fuera de ángulo de sus temáticas científicas habituales como que te descubre apasionándote por la minuciosidad de la jardinería y sus anhelos y esperanzas en un jardín florecido donde dormir una siesta al cobijo de una creación divina desde las propias manos de un simple jardinero.
Porque el disfrute del jardinero llega después del trabajo denodado del enfado tras la tormenta o el pedrisco y la añoranza posterior del agua que todo lo riega desde los cielos. Humor o tristeza según toque una vez que tu mismo eres el jardinero conocedor de glorias y miserias tan cotidianas y simples.
Botánica de supervivencia, observación del crecimiento de las plantas como terapia para personas sin paciencia. Un libro que, si te dejas llevar te gana desde la causa de la sorpresa… Todo vuelve a empezar en cualquier año, más aún para el jardinero y sus ciclos.
