Acercándose a los noventa, John le Carré aún tiene mecha para seguir presentando sus novelas de espías. Y lo cierto es que en el necesario proceso de adaptación a los tiempos que corren, este autor inglés no pierde ni un ápice de esa intensidad gélida de la Guerra Fría como escenario.
Porque lo cierto es que precisamente esa sensación de gélida relación entre paises antagónicos, con sus riesgos inherentes, se extiende hoy en día bajo el manto del mercado mundial y sus sibilinos intereses.
Si en su novela anterior «El legado de los espías«, le Carré parecía mantene ese punto de melancolía por la trama clásica de espionaje, en esta novela nos zambulle en la actualidad más rabiosa desde unos protagonistas con el habitual gancho del autor.
Espías, sí. O al menos empleados de la Inteligencia británica con la natural sensación de herederos de otros tiempos.
Nat, todavía joven para cualquier actividad pero ya de vuelta en su servicio público se enfrenta a una inesperada misión para coordinar a un grupo de espías ubicados en Londres. El objetivo es la nueva Rusia bajo cuyo paraguas el espionaje adquiere un cáriz mucho más dinámico hacia la generación de corrientes de opinión con vistas a modificar el status político mundial.
El nuevo equipo asignado a Nat no parece el más preparado para afrontar una operación de espionaje moderna. Salvo Florence, inquieta y deseosa de desentrañar cualquier cosa que se mueva desde Moscú.
De la misma forma que le Carré puede verse sobrepasado en los nuevos equilibrios mundiales, tan sometidos a los entresijos de redes, nodos y servidores, Nat descubre en su joven compañero de fatigas al otro lado de la red de bádminton, el joven Ed a alguien muy especial.
Porque Ed, en su sombría presencia, tiene ese potencial de la juventud desencantada pero muy capaz de enfrascarse en cualquier objetivo que suponga cambiar el estado general de las cosas, esas inercias perniciosas como el Brexit, o los populismos negacionistas, oportunistas y cínicos.
Nat y Ed, junto a Florence compondrán uno de esos grandes equipos que por imprevistos, pueden conseguir grandes logros más allá de los propios servicios de Inteligencia. Enfrentándose, eso sí a no menos intensos peligros.
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