El manga tiene la virtud de extenderse por todo tipo de gĂ©neros convirtiĂ©ndose en un reclamo perfecto para cualquier tipo de lector. Su conquista desde tierras niponas hacia el mundo occidental no parece tener fin. Desde los más pequeños hasta los que ya vamos entrando en años podemos disfrutar de todo tipo de historias con ese look hiperbĂłlico nipĂłn (por llamarlo de alguna manera), capaz de mimetizarse en ficciones infantiles o incluso en viñetas con un innegable punto noir satinadas con el brillo de una fantasĂa desbordada.
Actualmente podemos encontrar mangas en venta en casi todas las librerĂas fĂsicas u online. Y como digo se trata de una industria gigantesca que hoy en dĂa alcanza el nivel de las más emblemáticas ilustraciones al servicio de la viñeta. Lo que antes era dominado por tebeos o cĂłmics, ahora comparte estanterĂas con los libros manga en igualdad de condiciones. Ni mejor ni peor, simplemente se trata de un gusto por las historias en viñeta con su particular perspectiva y el mimo de una tradiciĂłn de siglos evolucionada hasta hoy.
El indudable punto exótico de este tipo de historietas tiene gran parte de culpa para un éxito mundial que tuvo su despegue allá por los años ochenta. Los libros manga parece que nunca pasan de moda sino todo lo contrario, el manga va consiguiente más y más lectores.
Como digo ayuda mucho su foco exĂłtico siempre novedoso. Ese aporte que parte de un gusto por lo lejano. Algo que va desde la caracterizaciĂłn de personajes hasta el formato que en los casos más puristas mantiene su orden de lectura de derecha a izquierda. No es que tenga mayor trascendencia lo del formato pero los mejores creadores manga no suelen ver con buenos ojos el espejado de sus historietas. Lo que demuestra la valoraciĂłn de su trabajo como algo plenamente artĂstico.
En los desarrollos de los manga se observa en bastantes ocasiones un punto casi naif. El bien casi siempre vencedor frente al mal, quizás como extensiĂłn de una cultura nipona con valores como el respecto siempre en alza. Una cultura alejada pues de visiones más cĂnicas y desencantadas. Y quieras que no esto consigue un entramado siempre alejado de imaginarios más desgastados. Las buenas historias tienen que tener su moraleja tácita o expresa. Y asĂ uno encuentra en el manga entretenimiento con finales muchas veces reconfortantes para sus merecidos hĂ©roes asĂ como con satisfactorias recompensas de cualquier Ăndole tras el esfuerzo. Eso no quita para que no encontremos de todo un poco desde el humor, la burla y la sátira hasta la crĂtica más abierta si toca, por supuesto.
La cuestiĂłn es que en los libros manga encontramos fantasĂa a raudales (siempre en lo estĂ©tico, muchas veces en lo más interno de sus tramas) que va desde lo Ă©pico hasta lo erĂłtico incluso. Ilustraciones con una sofisticaciĂłn estĂ©tica que despiertan la imaginaciĂłn… Lecturas que fascinan a niños y mayores en sus respectivas clasificaciones versiĂłn Kodomo para niños por ejemplo, o Shojo o Shonen para jĂłvenes, Josei, Seinen para mayores y el hentai adulto amĂ©n de muchas otras ramificaciones inclasificables que pueden aparecer en pequeños fanzines o en publicaciones periĂłdicas para verdaderos coleccionistas.
Todo un universo paralelo inmortalizado en viñetas que van explotando como secuencias de maravillosos detalles. Una imaginerĂa made in Japan que no aparca ninguna temática. El manga ha llegado para quedarse y sus lectores más acerrĂmos u ocasionales son ya legiĂłn.