Ko nga pukapuka pai e 3 na Aleksandr Solzhenitsyn

I tenei ra ka kawea mai e matou he kaituhi ahurei penei Aleksandr Solzhenitsyn a quien, para atrevernos a clasificarlo, habría que pensar en un híbrido entre el perfeccionismo distópico-político de George Orwell; Ko te existentialism he iti noa i roto i te korero engari he tino kaha ki tana matapae o Chekhov; y el realismo propio de sus pesarosas circunstancias, por otra parte, nunca evitadas basándose en sus insoslayables ideales.

Na te mea ko Aleksandr tawhito pai (he pai ake kia kaua e whakahua tika i tona ingoa ingoa), me tana titiro ki te Isaac Asimov, se mostró siempre consecuente con su visión del mundo. Lo mismo cuando acudió al frente para defender a Rusia de los nazis, como posteriormente cuando pretendieron acallarlo por explicitar aspectos de otras culturas que no encajaban con el imaginario soviético.

Así acabó en el gulag y así facilitaron quienes lo enviaron ahí que las miserias de aquellos campos de reclusión y explotación fueran conocidos en todo el mundo cuando Aleksandr puso negro sobre blanco las atrocidades del régimen comunista ruso.

Ko te pakiwaitara, te haurongo, te whakaaturanga me te korero ka riro ia Aleksandr te kotahitanga aueue o te tangata, ko te mea nui pea o ana mahi kia eke ki te Tohu Nobel mo nga Tuhituhi 1970.

Top 3 Pukapuka Tohutohu na Aleksandr Solzhenitsyn

Nga Moutere o Gulag

Dar cuenta de la atrocidad cometida por el régimen soviético durante más de 30 años da para muchos volúmenes. Desde antes de 1930 y hasta 1960, todo aquel que discrepaba, resultaba incómodo o simplemente era señalado, podía pasar a ocupar plaza en alguno de los campos del Gulag, junto a criminales de toda ralea.Aleksandr estuvo ahí durante más de diez años. Pero en 1958, dos después de salir vivo, se entregó a la redacción de lo observado y vivido en medio del atroz sistema de reclusión. Y no se dejó nada en el tintero.

En este monumental documento, solzhenitsyn, que estuvo confinado en uno de esos campos, reconstruye minuciosamente la vida en el interior de la industria penitenciaria en tiempos de la Unión Soviética, y su disección se convierte en un viaje a través del miedo, el dolor, el frío, el hambre y la muerte, con los que el régimen totalitario acalló toda disidencia. Se refieren aquí abajo los tres volúmenes. Más de 2.000 páginas en total para presentar al mundo el sufrimiento de generaciones y generaciones de rusos sometidos al autoritarismo más criminal. Quizás no tan expuesto nunca a la luz y taquígrafos del nazismo, pero igual de inhumano.

He ra i roto i te ora o Ivan Denisovich

I tua atu ki te whakatika i te take o te Gulag mai i te tirohanga o te waa, ko te wahanga kare-a-roto o te tikanga o tera wa o te ora i roto i te reinga tio, i kitea i roto i tenei momo pakiwaitara kua tauhiuhia ki te tino pono.

Aprovechando la perspectiva más libre de la novela, que permite ahondar en lo particularísimo de los protagonistas de aquella tragedia, el autor nos presenta a un Iván Denisovih que se enfrenta a sus últimos días de condena.El síndrome de Estocolmo que puede aparecer en un campo de trabajos forzados del gulag adquiere en Iván un valor de complejísima humanidad. Porque todo lo pasado es tiempo perdido, solo que vivido.

Y en el mejor de los casos como el de Iván dentro de una franja de edad lo suficientemente joven para sobrevivir…, y para pensar que te han robado la vida hacia el infierno. Lo peor de todo para Iván es la ligereza de su condena, el equivoco que lo asocia a un traidor, a un desertor, a un espía cuando precisamente hizo lo contrario, escapar de los nazis para regresar con su amado ejército ruso.

Nadie mejor que Iván, con la desesperante sensación de encrucijada vital entre lo que fue y lo que queda de él, para entender la dramática sensación de aquellas cárceles soviéticas empeñadas en destruir y minar la consciencia de cualquiera que pasaba por ahí.Y sí, tan solo nos acercamos a Iván un día. Lo suficiente para imaginar, quizás de la manera más precisa, como podía ser aquello en una suma casi sin fin de amaneceres sobre un sol gélido que apenas iluminaba aquellas tierras.

He ra i roto i te ora o Ivan Denisovich

Ko te porowhita tuatahi

I roto i tenei pukapuka Aleksandr riro John le Carre. Solo que en el caso del escritor ruso, conociendo sus antecedentes como auténtico repudiado de la URSS, el asunto cobra una dimensión diferente. De hecho, al final volvemos al universo del gulag y su infernal sistema de cárceles explotadoras de todo ser humano que pasaba por ahí. El Gulag es eso, los círculos del infierno de Dante, conducido en este caso por un Virgilio que lanza soflamas prosoviéticas, como si todo fuera por un bien superior, una patria que puede disponer de cualquier vida u opinión amenazante.

Engari i te wa ano he mea ke tenei pukapuka, he pukapuka tino kaha ki te rapu korokoro hohonu, he reo e whakatupato ana i te United States mo nga kaupapa ngota Soviet. A ko te kaha ngota i te wa o te pakanga makariri, me te whakataetae mokowhiti, nga wero nui e rua, nga pakanga whakahirahira a tetahi me tetahi, penei i nga keemu macabre.

La voz ha salido del propio Ministerio de Exteriores ruso. Solo que nadie de la KGB logra dar con el emisor del mensaje, grabado lógicamente, como tantas cosas supervisadas por la cúpula soviética.La llamada solo les conduce a la Prisión Especial 1, puesto que el conocimiento transmitido a los americanos solo podían disponerlo los científicos ahí confinados por su carácter amenazante… Y si uno no revela su identidad, puede que todos paguen el pato…

Ko te porowhita tuatahi
pou reiti

1 comentario en «Los 3 mejores libros de Aleksandr Solzhenitsyn»

Waiho i te tākupu

Whakamahia ai e tenei pae i te Akismet hei whakaiti i te mokowhiti. Akohia te tukatuka o to raraunga korero.