Los 3 mejores libros de José Carlos Somoza

Un médico que explota su vena creativa en la literatura, como es el caso de José Carlos Somoza, siempre asegura un punto de profundidad mayor, una disección de personajes y situaciones. Si además se vuelcan los esfuerzos creativos en géneros más o menos oscuros entre el misterio y el noir, la combinación alcanza límites de tensión incontestables. El mejor ejemplo es el inagotable Robin Cook y sus thrillers médicos.

Solo que Somoza abre el abanico a muchos otros temas. De hecho, su especialidad en psiquiatría añade ese peso del perfecto conocedor de cada psique a aplicar a los personajes de turno. Como buen psiquiatra, (que se lo digan si no a Freud) el sexo y todo el constructo de lo erótico, lo fetichista, las filias y demás manifestaciones del deseo más carnal, acabó conduciéndolo inicialmente a una soberbia novela erótica que actualmente haría sombra al propio Grey (valga el juego de palabras). Corría el año 1996 cuando Somoza se hizo con el premio Sonrisa Vertical, ya olvidado pero muy interesante en su momento.

Sin embargo, desde sus inicios, el estilo del autor ya auguraba todo ese potencial que acabaría desparramándose en muchas nuevas novelas en las que predomina el thriller más fascinante, ese que nace desde los propios personajes, desde la subjetividad de un mundo que esconde entre claroscuros verdades inesperadas, inquietantes.

Así, leer a Somoza es siempre disfrutar ante el trampantojo presentado como un falso muro a derribar por sus personajes para acabar afrontando mil y un enigmas. Imprescindible para lectores inquietos, ávidos de una tensión de máximo voltaje.

Top 3 libros recomendados de José Carlos Somoza

El origen del mal

Los avatares de un espía español centran un punto de tensión psicológica que pivota entre la realidad de lo que pudo pasar y la ficción. Sus movimientos entre las sombras del régimen sirven de tétrico asidero para la realidad actual en la que se mueve un afamado escritor al que se le entrega un manuscrito.

Todo lo que fue de Ángel Carvajal, militar falangista y espía, o al menos todo lo que quiso contar, quedó testimoniado en ese libro. Quizás el escritor no debiera haber aceptado la propuesta. En cuando se decidió a leer el libro conoció de verdades que quizás no quisiera conocer y que lo ubican en mitad de un torbellino de realidades ocultas y secretos de oscuras consecuencias hasta la actualidad.

Una sugerente historia que vincula el mundo del espionaje de mediados del siglo XX con el sustento de la actualidad política y social. Todo vinculado por medio de un libro maquiavélico, de un testimonio que parecía buscar la persona adecuada para ser leído.

Sinopsis oficial: José Carlos Somoza regresa al género del thriller literario de sus mayores éxitos con una historia real de un espía español en el Norte de África en los años 50.

Un conocido escritor recibe de manos de un amigo librero un misterioso manuscrito. Son más de doscientas páginas, escritas a máquina y fechadas en 1957. El encargo es muy preciso: debe leerlo en menos de 24 horas.

Intrigado, el novelista comienza a leer y se encuentra con una historia de secretos y traiciones contada por Ángel Carvajal, un militar español de la Falange que actuó como espía en el Norte de África.

El origen del mal

La dama número 13

El miedo, como argumento para lo fantástico, ofrece un vasto terreno por el que poder sorprender al lector, un espacio donde sobrecogerlo a tu antojo y hacerle sentir esos escalofríos que provoca la incertidumbre.

Si además el relato corre de la cuenta de José Carlos Somoza, puedes estar seguro de que esa escenografía te hará partícipe como si estuvieras ahí mismo, como si tu apacible espacio de lectura pudiera empezar a someterse a los dictados de lo fantástico…

Hasta tal punto es así, que este libro La dama número trece ya tiene quien lo lleve al cine. Jaume Balagueró anunció que llevará esta historia a la gran pantalla. Esperaremos noticias al respecto mientras el mundo literario recupera este libro como sabroso anticipo, por aquello de: “el libro está mejor…, o la peli es tal cual la imaginé…”

La cuestión es que nos encontramos ante una historia turbadora, donde los sueños son de nuevo esa conexión con lo ignoto, con el terror y con el misterio, una combinación que siempre triunfa y más aún en este nuevo planteamiento.

Salomón Rulfo no está atravesando un buen momento, la vida lo ha dejado vencido en una de esas trágicas escenas que improvisa de manera inmisericorde. Quizás sea por eso, en medio de esa debilidad, de ese sueño ligero, Salomón empieza a tener una pesadilla repetitiva sobre muerte, una casa lúgubre…

Él sabe que aquello debe significar algo. Su pesadilla es la representación de su demencia o algo que lo reclama desde otro plano…

Tras su pesadilla le espera la casualidad, ese instante que por fin ata los cabos. Y cuando todo toma visos de certidumbre, el desasosiego y la macabra curiosidad empujan a Salomón hacia la verdad última.

Suele ocurrir que las verdades últimas nunca son buenas noticias cuando vienen anunciadas desde sueños oscuros. El camino de Salomón, como un Dante a través de círculos del infierno, podrá conducirlo finalmente  hasta la locura, o hasta una brillante y hermosa lucidez, lo cual puede ser lo mismo según como se mire…

La dama número trece

El cebo

Siempre es peligroso ofrecerse como cebo cuando de dar caza al criminal se trata. Diana Blanco es una mujer muy segura de sí misma.

La policía ha confiado en ella en más de una ocasión por su excepcional manejo de esa inteligencia emocional que acaba encerrando al asesino en la trampa.

El conocimiento de Somoza sobre los laberintos de la mente en torno a las pulsiones más básicas: el deseo y la muerte, confieren a esta novela de un punto de trascendencia casi científica.

Pero más allá de un posible interés divulgativo soterrado bajo la trama, la cuestión es que todo ocurre trepidante. Porque Diana está dispuesta a servir una vez más para dar caza al malo. Se le conoce como el Espectador y no es nuevo en las lides de matar.

Con evocaciones literarias del mismísimo Shakespeare, la caza va tomando un cariz extraño, como de símbolos en los que la propia Diana parece ir perdiéndose, sobre todo cuando finalmente el Espectador la esquiva y se dirige directamente a donde más le duele a su cebo: su hermana.

Una historia entre las sombras del mal, cuando estas se acaban cerniendo, incluso sobre los que se creen capaces de enfrentarse a todo. Sin saber que, de la misma forma que cada cual tiene un precio, todos también tenemos un punto débil.

El cebo
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