No te pierdas los 3 mejores libros de Santiago Díaz

Mi generación de los 70 queda ya bien surtida con Santiago Díaz. Porque incluimos a otros grandes narradores como Juan Gómez Jurado, Mikel Santiago, César Pérez Gellida y Paul Pen. Todos ellos son escritores del suspense más puro. Thrillers como camiones de grandes. Y en cierta forma uno los disfruta aún más desde la sintonía generacional a la que más de una vez he apelado. Porque un imaginario compartido sirve a la causa del gancho más natural y del guiño entendido a la primera.

En el caso de Santiago Díaz se incorporó al selecto grupo hace poco pero ha llegado con esa visión de lo criminal netamente entregado a los tiempos que corren, al noir desparramado hacia todas las vertientes para construir personajes y tramas cambiantes, sorprendentes. Historias con un inquietante punto disruptivo en ocasiones. O movidas en espiral en torno al homicidio como teatral consecuencia de odios comunes. Obsesiones perversas grabadas para el criminal de turno como objetivos ineludibles de siniestras rutinas.

Se trata de una literatura muy cinematográfica, auténticamente desarrollada en escenas que se insertan en la imaginación como capítulos de una serie negra de éxito. El problema es que su lectura engancha desde ese extraño morbo lector de todo aficionado al género. Y tal como se espera, con caprichosa perversión, poco o nada de bueno acaba uno encontrando en los personajes encargados de trasladar a la ficción la violencia necesariamente soterrada. Esa animadversión capaz de conducirse al modus operandi del asesino más alevoso o a la búsqueda de una justicia maquiavélica de la que la realidad nos despoja…

Top novelas recomendadas de Santiago Díaz

El buen padre (Indira Ramos 1)

Nos acercamos a una serie que apunta a gran volumen del género negro en español. Apoyándose en su exhaustivo conocimiento de las herramientas necesarias para mantener la tensión narrativa (diversidad de guiones a la espalda es lo que tiene), Díaz establece en su protagonista Indira Ramos ese epicentro en torno al cual se conforma el ojo del huracán de todo investigador empeñado en descubrir la verdad a cualquier precio.

Después de recibir una llamada de alarma, la policía encuentra en un chalé de una urbanización madrileña a un hombre manchado de sangre y un cuchillo con sus huellas junto al cadáver de su mujer. Un año más tarde, un anciano se entrega a la policía afirmando ser el secuestrador de tres personas desaparecidas: el abogado defensor de su hijo, la jueza que le condenó y una joven estudiante que testificó en su contra en el juicio.

Convencido de que los tres fueron sobornados, el hombre asegura que morirán uno cada semana hasta que detengan al verdadero asesino de su nuera y su hijo sea liberado. La inspectora Indira Ramos, de una ética tan inquebrantable como su fobia a los microbios, solo tiene tres semanas para resolver el caso antes de que «el buen padre» lleve a cabo su macabro plan.

El buen padre

Las otras niñas

Con ese regusto a policíaco que Díaz imprime a este serie pero también adentrándose en lo más impactante del criminal de turno, nuestra heroína Indira Ramos deberá adentrarse de nuevo en lo más ominoso de nuestro entorno más próximo. Nos adentramos, con ese morbo inquietante que nos impide quitar la vista de lo siniestro, en un nuevo caso con ese deje a realismo de caso de la España negra pero visto desde las más hondas interioridades.

La inspectora Indira Ramos apura sus últimos días de excedencia en un pequeño municipio de Extremadura. Cuando, después de casi tres años, llega el momento de abandonar su retiro y regresar a su trabajo en Madrid, se ve incapaz de enfrentarse al subinspector Iván Moreno, al que oculta un enorme secreto.

Pero ambos tendrán que volver a trabajar mano a mano para resolver el mayor rompecabezas criminal de la historia contemporánea de España: en una gasolinera han aparecido las huellas dactilares del que fue durante muchos años el hombre más buscado del país.

El brutal asesinato que cometió ha prescrito y la policía ya no tiene razones para mantener detenido al principal sospechoso, que lleva tiempo viviendo bajo una identidad falsa. Pero la inspectora Ramos está convencida de que un asesino como él ha tenido que volver a matar, así que solo necesita encontrar un crimen del que no quede impune.

Talión

Para Marta Aguilera ha llegado el momento en el que el futuro es lo menos importante. Y alguien sin miedo al qué pasará, alguien liberado de las pesadas consecuencias puede finalmente encargarse de acometer la venganza del bien sobre un mal que viene imperando desde tiempos inmemoriales.

No se trata de que Marta Aguilera se cuelgue su capa de superheroína y se dedique a luchar cual David contra Goliat. Es solo actuar por fin en consonancia con esos bueno principios que siempre se proyectan en el horizonte mientras se descubre como en las altas instancias de poder se hace exactamente lo contrario.

Marta tiene poco tiempo para salir por la puerta grande de un mundo que ya se le ha quedado pequeño. O al menos se ha quedado pequeño para el tumor que amenaza irremisiblemente sus células. Y es entonces cuando respirar se convierte en algo más que la inercia de vivir. A cada nueva inspiración Marta se siente en deuda con ese lugar llamado mundo del que se despide con mayor certeza a cada nuevo segundo.

Desde su misión en esta vida, que no era otra que el periodismo, y enfrentándose incluso a aquellos que mercadean con la justicia o que simplemente siguen empeñados en que todo el mundo merece garantías procesales, nuestra heroína decide aplicar la ley más eficiente, la que en última instancia se escribió para paliar el mal de la víctima en la misma medida en que lo recibió.

En cierta forma Marta también venga su propia injusticia, la de ese tumor que acorta el plazo de su vida hasta lo ridículo. Pero precisamente de esa derrota que la espera, Marta sacará lo mejor de sí misma para acometer sus causas perdidas arrancándoles esa asumida fatalidad que las dio, precisamente, por perdidas.

Talión

Otros libros recomendados de Santiago Díaz

Indira

Toda llegada a trilogía apunta siempre a cumbre o al menos a meta volante. Y para culminar una buena serie nada mejor que asomarnos a los propios abismos del héroe de turno, en este caso una Indira ubicada en el ojo del huracán para que los hechos transcurran con el epicentro en el mismísimo alma de una inspectora que refleja los eternos dilemas epopéyicos como pruebas hacia la salvación o la perdición. Algo que en el género negro aún tiene mayores repercusiones en los umbrales entre la vida y la muerte.

Para la inspectora Indira Ramos ha sido un año repleto de sucesos: cazó a un monstruo al que todo el mundo daba por muerto, perdió a uno de sus mejores agentes en un desgraciado accidente y tuvo que elegir entre los dos hombres de su vida. Pero, cuando todo parecía haber vuelto a la normalidad y se presentaba ante ella una etapa tranquila, la vida se empeña en ponerle las cosas más difíciles que nunca y tendrá que enfrentarse, junto al inspector Iván Moreno, a un caso que les unirá o les separará para siempre.

Su equipo -ahora compuesto por la subinspectora María Ortega, por una agente Lucía Navarro más taciturna de lo habitual tras su rehabilitación y por Jotadé, un oficial de origen gitano de métodos poco ortodoxos pero efectivos que pondrá patas arriba la vida de sus compañeros- tiene que investigar el hallazgo de varios cadáveres en un solar en construcción. Nada parece unir a las víctimas y solo investigando su pasado podrán entender por qué les han ido matando uno a uno.

Indira, Santiago Díaz
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