De disléxico a escritor hay un abismo. O asà podrÃa parecer si nos atenemos a las definiciones oficiales de esta alteración cognitiva que ofusca todo lo que afecta al lenguaje escrito.
Pero el cerebro humano es, junto a los fondos abisales, el espacio más recóndito pendiente de descubrir todavÃa en este mundo nuestro. Richard Ford es uno de los más patentes ejemplos. Ser lento para leer le confirió a Ford la virtud de la mayor observancia sobre lo escrito, una mayor escrupulosidad que hizo de él un narrador detallista en todos los aspectos.
Antes que escritor, Richard Ford fue un joven rebelde. Sin su figura paterna, y con su madre necesariamente entregada a su trabajo para sacar la familia adelante allá por los años 50, Richard se entregó a la delicuencia juvenil, de donde, afortunadamente para la literatura, salió indemne.
Si sobrevives a lo peor de tÃ, puedes algun dÃa sacar lo mejor que albergas. Suena a cita de Confucio, pero es la realidad demostrable en el caso de Ford. Problemático y con problemas de aprendizaje, pero poco a poco descubrió que tenÃa algo interesante que hacer en este mundo, y se acompañó de la persona adecuada para conseguirlo, su mujer Kristina.
3 novelas recomendadas de Richard Ford
El dÃa de la independencia
Hay quien dice que Frank Bascombe es el inequÃvoco alter ego de Richard Ford, su lugar de nacimiento y otras pistas asà lo posibilitan. Independientemente de si el relato vital de este personaje tenga más o menos en común con el autor, su verdad, esa que hace brillar al personaje, que lo convierte en inolvidable, destaca sobremanera en el caso del singular Frank Bascombe.
En esta novela el autor recurrió una vez más a él. Y probablemente fue el mejor escenario en el que lo pudo presentar y hacer brillar.
Sinopsis: En El DÃa de la Independencia, Richard Ford recupera a Frank Bascombe, protagonista de El periodista deportivo. Es el verano de 1988, Frank sigue viviendo en Haddam, Nueva Jersey, pero ahora se dedica al negocio inmobiliario y, tras el divorcio, mantiene una relación sentimental con otra mujer, Sally.
Mientras busca una casa para unos insoportables clientes, Frank aguarda ilusionado la llegada del fin de semana del 4 de julio, DÃa de la Independencia, que va a pasar en compañÃa de Paul, su conflictivo hijo adolescente. Ford retoma a su antihéroe y lo lanza a una nueva aventura cotidiana, en la que se entremezclan desolación, melancolÃa, humor y esperanza.
El periodista deportivo
El deporte refleja nuestros deseos y frustraciones, las justicias e injusticias del mundo, la pasión, el amor y el odio. El deporte como espectáculo hoy es ya literatura de nuestra propia vida.
Muchos deportistas lanzan estereotipos sin parar…, y por eso siempre es mejor leer sobre el deporte y su significado a un escritor como Ford. La gloria deportiva es fugaz, triunfador de hoy. Y a la larga puede acabar carcomiéndote desde dentro cuando en un dÃa futuro el recuerdo de esa gloria sea casi ajeno a tÃ. La paradoja de la vida misma.
Sinopsis: Frank Bascombe tiene treinta y ocho años y un magnÃfico porvenir como escritor a sus espaldas. Disfrutó de un breve instante de gloria, tras la publicación de un libro de cuentos. Ahora escribe sobre deportes y entrevista a atletas.
Escribir sobre victorias y derrotas, sobre triunfadores del futuro o del ayer le ha permitido aprender una escueta lección: «En la vida no hay temas trascendentales. Las cosas suceden y luego se acaban, y eso es todo.» Lección que podrÃa aplicarse a su fugaz fama como escritor, a su breve matrimonio o a la corta vida de su hijo mayor, Ralph, que murió a los nueve años.
Un implacable testimonio de los desencantos inevitables, de la corrosión de las ambiciones, del aprendizaje de los placeres mÃnimos que permiten sobrevivir.
Mi madre
La historia de la madre de Richard Ford merecÃa esta novela. Abnegación como única fórmula de existencia. Escribir sobre una madre siempre tiene parte de suposición, de anhelo de conocimiento. Cuando una madre no está las preguntas rebrotan desde el pozo en el que se abandonaron como ecos.
Sinopsis: Se llamaba Edna Akin, y habÃa nacido en 1910, en un rincón perdido de Arkansas, una tierra dura donde ape-nas diez años antes forajidos y atracadores formaban parte del paisaje.
Edna es la madre de Richard Ford, y el punto de partida de la reconstrucción, entre certezas y sospechas, pero siempre con un púdico e intenso amor, del enigma de la novela familiar. Y de la historia de esa niña a quien su madre –la abuela de Richard Ford– hizo pasar por su hermana cuando abandonó a su marido y se fue a vivir con un hombre mucho más joven.
De esa superviviente que se casó con un viajante y, antes de tener hijos, vivió quince años en la carretera, en un puro presente. De esa madre que se quedó viuda a los cuarenta y nueve años, fue entonces de un trabajo a otro para mantenerse y mantener a su hijo adolescente, y nunca pensó que la vida era otra cosa que lo que le habÃa tocado vivir…