Los 3 mejores libros de la portentosa Iris Murdoch

Una de las mayores virtudes de la novela es que, en su evolución se ha ido abriendo a multitud de posibilidades, presentándose actualmente como un inabarcable género literario capaz de albergar todo tipo de intenciones y motivaciones.

Traigo a colación esta idea desde la noción de una Iris Murdoch que concilia a su manera una formación narrativa clásica con una voluntad final entre lo existencial (su devoción por Sartre así lo atestigua), lo crítico y un deje hacia lo popular que consigue ofrecer un singular crisol desde lo más elevado del pensamiento trasladado a lo común de unos personajes que acaban convirtiéndose en grandes héroes de sus particulares tragicomedias.

Al final se trata de la filósofa convertida en contadora de historias. La mejor manera posible de transmitir la perspectiva del alma cultivada para todo aquel que busque los fundamentos que conforman una moral humana movida en las procelosas aguas de la contradicción humana. La crítica, la meditación más honda e incluso el humor nacen necesariamente de ese entendimiento de lo contradictorio de vivir.

El fin último de todo filósofo es la sabiduría, la provisión del maná con el que poder deambular por el desierto con alguna posibilidad de supervivencia. Los libros de Murdoch aportan esa sabiduría cotidiana, esa filosofía enfocada en lo moral que no hace sino revisar lo que realmente convierte al ser humano en un individuo más pleno o en un mero títere.

Pero insisto en que hablamos de una novelista. Y como tal, esta autora irlandesa acaba proponiendo una historia para que pueda ser leída de una u otra forma, bajo el imaginario de cada cual, concluyendo finalmente una nueva vida de los personajes para un lector que puede quedarse con lo más profundo o, como mínimo, con la inercia propia del protagonista de turno, ese espejo en el que poder empatizar para descubrir matices del mundo.

Top 3 libros recomendados de Iris Murdoch

Bajo la red

Iris Murdoch decidió que su momento para escribir novela llegaba más allá de los 30 años, después de destripar el pensamiento de Sartre en un ensayo profuso en detalles sobre el personaje y la corriente que este inició.

Y como suele ocurrir en muchas otras ocasiones en las que lo vanguardista irrumpe, esta novela que vio la luz en 1954, fue más valorada bastantes años después. La historia se centra en el escritor Jake Donaghue, un tipo desahuciado de la vida y alejado de su soñado éxito, un elemento singular sobre el que pivota toda una historia que se sirve de cada uno de sus personajes para adentrarse en las nociones políticas históricas que han convertido el mundo en lo que es.

El amor es el sustento existencialista de la trama, un juego de luces y sombras que dispone a Jake, Anna y Hugo en los vértices de una relación imposible. El nudo va avanznado en torno a la búsqueda de Jake de su identidad como escritor, esa que lo empuja entre el ideal del libro perfecto que pueda compendiar el pensamiento sintético más apabullante, y la sabrosa idea del reconocimiento público como único fin.

The silencer, el libro de Jake, se convierte en el trasfondo del devenir de sus personajes, cuyas formas de afrontar destinos y retos trasiegan entre propuestas morales y confusiones intelectuales, asomándonos finalmente a las limitaciones humanas sobre la que tratamos de levantar los más inestables puentes de nuestro entendimiento y nuestra forma de comunicación.

Bajo la red

El mar, el mar

La obra más laureada de la escritora irlandesa. De nuevo nos adentramos en la mente del creador con minúsculas, del humano entregado a la causa de la ficción como espejo sobre el que reflejar nuestra condición a la luz del entendimiento limitado y platónico.

Charles Arrowby se sabe uno de los mayores dramaturgos de la historia tras Shakespeare. Desde su alta concepción de su ego, Charles parece convencido de poder controlar su vida y su tiempo. Un viejo amor de Charles asoma ya en esa edad adulta de un creador retirado de su obra.

Y él sigue pensando que todo el tiempo pasado poco importa, que el amor vencido todavía es suyo. Mary se llamaba aquel amor y será ella la que centré la existencia del viejo dramaturgo en los grises días que asoman a la lucidez de su vejez. Quizás Charles no ame tanto a Mary como si anhela ese tiempo vivido en un limbo de amor no terminado, como un hueco que pudiera dejarle regresar a su juventud.

Él todo lo puede, es el genio, el creador de historias. Mary acaba raptada por Charles… solo que entonces es cuando una quijotesca certidumbre de locura asoma en Charles con el peso de la mayor decepción existencial. Nada es rescatable del pasado, ni tan siquiera para él.

el mar, el mar

El sueño de Bruno

Llega una edad completamente imprevisible en la que el pasado se repliega violentamente sobre uno, cortando la respiración incluso. Puede ocurrir a los 90 o mucho antes. Solo que a los 90 años de Bruno, el repliegue de la realidad resulta francamente inevitable.

La cama de Bruno es su mundo, con esa noción de impedimento completo para realizar una mínima acción de vida más allá del pensamiento. Pensar en un libro en el que un personaje yace inmovil en la cama es acordarse de Gregorio Samsa instantes antes de sucumbir a su metamorfosis literaria.

De hecho Bruno es casi ya como una araña. Siempre amó a estos insectos que tan pronto se someten a la paciencia de las horas en espera de una víctima como que se lanzan al entramado de su nueva red. Bruno es la araña en cuya red vamos descubriendo a muchos nuevos personajes que pasaron por ahí, quedándose aferrados como un ovillo o violentos rompedores del entramado.

Una red de relaciones humanas como la de Bruno acaba escribiendo una intensa historia sobre lo que fue el amor, el odio y cualesquiera otras emociones que puedan llegar a sentirse en una vida.

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