Ser escritor es darle forma a tu mundo para acabar transmitiendo esa noción subjetiva del mosaico de nuestra realidad. Un mosaico alejado de las verdades absolutas y de su impostada objetividad. Toda ciencia es relativa pese a nuestro empeño por hacerla plena, circular, sin escape posible a los principios dados por la razón.
Por eso Edmund de Waal es escritor, porque narra su mundo de detalles minúsculos y preciosistas donde se atomiza la existencia también minúscula frente a otros puntos de vista más grandes. Es algo así como el eterno retorno en un juego de espejos que solo la literatura, la música o el arte en general son capaces de apuntar al menos.
A tenor de lo dicho ya puedes intuir que leer a Edmund de Waal es otra cosa, una experiencia minimalista si te quedas con la acción pero maravillosamente viva cuando eres capaz de avistar lo que acontece. Como quien contempla un horizonte que parece eterno, que casi crees poder detener por instantes en su innegable fugacidad. Realismo minucioso cargado de existencialismo pausado pero eficiente más unas dosis antropológicas y hasta etnológicas si es que se pudiera definir la pluma de Waal como su habitual cincel en la cerámica.
Todo escritor debe aprender a ser alquimista, paciente orfebre. En el caso de Edmund de Waal estas dotes preexistían a la escritura. Así que solo le quedaba, como acabarás descubriendo, empeñarse en reescribir el mundo desde su prisma de los detalles que escapan al vistazo sobre las cosas, rápido y desangelado, de la actualidad.
Top novelas recomendadas de Edmund de Waal
La liebre con ojos de ámbar
El libro que despertó la curiosidad de todos. El osado de Waal se atrevía a reescribir una parte de la Historia a través de lo inerte. Como si las cosas pudieran acopiar vivencias, como si unas simples figuras pudieran decir más de nuestro devenir por el mundo que las crónicas oficiales…, o es que tal vez sí que pueden.
Más de doscientas figuritas de madera y marfil, ninguna de ellas mayor que una caja de cerillas, son el origen de este fascinante libro en el que Edmund de Waal describe el viaje que han hecho a lo largo de los años. Un viaje lleno de aventuras, de guerra, de amor y de pérdida, que resume, en la historia de una familia, la historia de Europa en los siglos XIX y XX.
Un texto evocativo y de gran belleza que comienza con una pequeña liebre de ojos de ámbar que se mezcla en un bolsillo con las monedas, y termina, como todo auténtico viaje, con el descubrimiento de uno mismo. Edmund de Waal (Nottingham, 1964) es ceramista y sus obras se han expuesto en diferentes museos y colecciones, entre ellos el Victoria & Albert Museum y la Tate Britain. Es profesor de cerámica en la Universidad de Westminster y vive en Londres.
El oro blanco
Cada cual se interesa por su particular big bang, el origen de lo que nos mantiene fascinados en este mundo. Para Edumnd de Waal la cuestión es dilucidar el qué, el cómo y los porqués de un material tan frágil como capaz de preservar. Su fórmula de fabricación supuso en la antigüedad todo un reto y el anhelo por su conocimiento una poderosa intrahistoria que aquí se nos narra con detalle y devoción.
El oro blanco es una fascinante travesía por la historia de la porcelana que cuenta cómo se empezó a comerciar y nos habla de los secretos e intrigas imperiales que rodeaban estas transacciones, nos descubre las rutas de la seda utilizadas y los barcos hundidos que fueron en busca de este tesoro… Durante siglos, el oro blanco ha fascinado a emperadores, alquimistas, filósofos, artesanos y coleccionistas: todos ellos querían descubrir la receta de esa sustancia tan valiosa a la vez que versátil.
Un viaje que narra la historia de una obsesión, y en el que le acompañan los testigos de su creación, aquellos que se inspiraron o se enriquecieron con ese material. El autor recrea íntimos encuentros con la gente y los lugares en los que se originó la porcelana para conseguir entender el material al que le ha dedicado toda su vida y que ocupa un lugar único en la historia del mundo y de la imaginación de la humanidad.
