Los mejores libros de Nicolas Mathieu

Hay más destellos singulares en la narrativa francesa actual además de los que nos ofrece David Foenkinos. Será cosa de que la generación X siempre tiene algo interesante que aportar como última generación germinada en lo analógico y entregada a la imaginación de cosecha propia, sin mediaciones made in displays.

Porque Nicolas Mathieu surgió de la nada en 2018, apabullando a toda esa «caterva» de escritores expectantes ante un gran premio en el que han particidado, llevándose consigo el Goncourt nada menos. Trofeo inesperado por las casas de apuestas de ronda jurados de turno.

El escritor hecho tras el reconocimiento popular más generalizado. El mismo que después tiene que retomar las sombras de la soledad frente al folio el blanco. Después de su premio Nicolas Mathieu empieza a dar sus pasos como autor reconocido. Y su prosa va tomando mayores vuelos gracias al espaldarazo que anima a seguir en las trece de escribir y contar el mundo…

Top novelas recomendadas de Nicolas Mathieu

Sus hijos después de ellos

Cada país tiene su idiosincrasia y sus cuitas. Francia se observa el ombligo gracias a visiones como la que nos aporta en esta novela Nicolas Mathieu. No nos retrotraemos a grandes fechas marcadas en rojo, sobre ellas ya apuntan las crónicas. Se trata de divisar un panorama muy reconocible para los que habitamos infancias, adolescencias y juventudes de unos años 90 cargados de una noción entre nihilista, hedonista y rebelde frente a felicidades dadas por hecho y esplendorosos porvenires puestos en duda por una intuición juvenil ante la farsa.

Queda entonces lo más real, los descubrimientos de una última generación expuesta a todo sin Internet ni revoluciones digitales. Quizás la última generación de lo auténtico. Probablemente el momento en el que empezaron a escribirse las más intrascendentes páginas en blanco de la Historia en la que nos encontramos ahora.

Agosto de 1992 en el este de Francia: un valle olvidado, unos altos hornos extinguidos, un lago y el calor canicular de la tarde. Anthony tiene catorce años y, por puro aburrimiento, acaba robando, junto a su primo, una canoa para ir curiosear a la famosa playa nudista de la orilla de enfrente.

Allí lo que le espera es el primer amor, el primer verano, el que marca todo lo que le sucederá después. Así se inicia en el drama de la vida. Este libro es la novela de un valle, de una era y de la adolescencia; es el relato político de una juventud que tiene que encontrar su propio camino en un mundo agonizante.

Cuatro veranos, cuatro momentos, desde «Smells like teen spirit» al Mundial de fútbol de 1998, para relatar unas vidas que transcurren a toda velocidad en esa Francia intermedia, la de las ciudades medianas y las zonas residenciales, entre el aislamiento rural y el hormigón de los polígonos.

La Francia de Johnny Hallyday, la de los pueblos que se divierten en las atracciones de feria y se enfrentan en los concursos de televisión; la de los hombres que se consumen en el tajo y las mujeres enamoradas que se marchitan a los veinte años. Un país en la retaguardia de la globalización, atrapado entre la nostalgia y el declive, la decencia y la rabia.

Sus hijos después de ellos

Connemara

Todo ajuste con el pasado termina por desembocar en un exorcismo del presente. Porque siempre quedan vestigios de alienación, de un vacío que encuentra perfecto acomodo en las fronteras de las décadas medianas de la vida. Si lo sabrá Dante

No hay vidas cruzadas sino cruces coincidentes donde van a parar todo tipo de viajeros anhelantes de algún camino que nadie les ha dado a conocer ni que han encontrado en una guía de viajes. En las disyuntivas crecen las incertidumbres pero también las nuevas motivaciones que dan algo de sentido para el camino a emprender hacia ninguna parte.

Hélène está a punto de cumplir los cuarenta. Procede de una pequeña localidad del este de Francia. Ha hecho una buena carrera, académica y profesional, tiene dos hijas y vive en una casa de diseño en la zona alta de Nancy. Ha alcanzado la meta que marcan las revistas y el sueño que tenía en su adolescencia: largarse, cambiar de medio social, triunfar. Y, aun así, ahí está esa sensación de fracaso, al cabo de los años, de que todo es una decepción.

Christophe, por su parte, acaba de cumplirlos. Nunca ha salido del pueblo en el que Hélène y él crecieron. Ya no es tan guapo como antes. Va por la vida paso a paso, dando prioridad a los amigos y la diversión, dejando para el día siguiente los grandes esfuerzos, las decisiones importantes y la edad de elegir lo que se quiere. Ahora vende comida para perros, sueña con volver a jugar al hockey como cuanto tenía dieciséis años y vive con su padre y su hijo, una existencia sin pretensiones, tranquila e indecisa. Podría decirse que ha fracasado por completo.Y, aun así, está convencido de que todavía está tiempo de hacer cualquier cosa.

Connemara es la historia de un regreso al lugar de origen, de una relación, de dos personas que vuelven a intentarlo en una Francia en plena transformación. Es, ante todo, un relato sobre quienes ajustan cuentas con sus ilusiones y su juventud, sobre una segunda oportunidad y un amor que se busca a sí mismo, a pesar de las distancias, en un país que canta a Sardou y vota contra sí mismo.

Connemara
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