Los 3 mejores libros de Leila Slimani

Asomarse a la obra de Leila Slimani supone adentrarse en esa especie de universo narrativo (aún en despliegue en su particular cosmos, dada la corta edad de la autora) donde todo va implosionando en fondo y forma para el sorprendido lector. Porque Slimani sobrepasa los géneros sin hacer fusión, corta y rasga en su lectura cambiando de escenografía sin que nada surga forzado. Una suerte de prodigio narrativo dado solo en gracia a esos narradores especiales.

Nada mejor que leer a Slimani para este tiempo nuestro que se presenta disrruptivo, distópico y contradictorio en la supuesta construcción amable del Estado del bienestar. Unas veces rompe por cuestiones étnicas y de integración (como la propia Najat El Hachmi, con quien comparte raices marroquís), como que se adentra en un intimismo cargado de extrañamiento. Para acabar desmenuzando lo que hay detrás de la convivencia y que nos asalta insospechadamente como thrillers muy reales.

Todo lo nuevo que llegue de Slimani tiene ya esa vitola de autora cambiante encantada con la sorpresa en lo argumental. Solo que de inmediato nos asalta el mimetismo de sus personajes con el que nos procura un hiperralismo capaz de todo, una conciencia plena de las escenas y el devenir de sus personajes. Justo esa parte de la literatura que solo se consigue cuando se tiene, cuando se sabe contar desde dentro porque se tiene el don de contarlo.

Top 3 novelas recomendadas de Leila Slimani

Canción dulce

La dulce voz de la mader acunando a su hijo, la dulce sensación de habitar un mundo en armonía. Pero el caos es el principio y el fin, desde el big bang hasta el soplo de vida que son, y que somos, los protagonistas de esta pequeña historia. Una historia que acaba siendo grande, enorme. Sobre todo conforme descubrimos esa suma de matices que dan una visión caleidoscópica más completa de nuestro estilo de vida en la esfera íntima y en lo social.

Myriam, madre de dos niños, decide reemprender su actividad laboral en un bufete de abogados a pesar de las reticencias de su marido. Tras un minucioso proceso de selección para encontrar una niñera, se deciden por Louise, que rápidamente conquista el corazón de los niños y se convierte en una figura imprescindible en el hogar. Pero poco a poco la trampa de la interdependencia va a convertirse en un drama.

Con un estilo directo, incisivo y tenebroso en ocasiones, Leila Slimani despliega un inquietante thriller donde, a través de los personajes, se nos revelan los problemas de la sociedad actual, con su concepción del amor y de la educación, del sometimiento y del dinero, de los prejuicios de clase y culturales.

Canción dulce

El país de los otros

Puede ser tan ambigua la concepción del término país que acaba por transformarse y diferir desde una visión u otra de dos habitantes de ese mismo país. El problema es querer despojar a ese otro de esa tierra. Porque entonces el asunto apunta a una defensa a ultranza, egoista y egocéntrica de un terruño en el que cada vez cobra menos sentido la idea de nación o país y solo queda algo parecido a patria chica si es que no se pretende la guerra.

En 1944, Mathilde, una joven alsaciana, se enamora de Amín Belhach, combatiente marroquí en el ejército francés durante la II Guerra Mundial. Tras la Liberación, el matrimonio viaja a Marruecos y se establece en Meknés, ciudad en la zona del Protectorado de Francia con una importante presencia de militares y colonos.

Mientras él intenta acondicionar la finca heredada de su padre, unas tierras ingratas y pedregosas, ella se sentirá muy pronto agobiada por el ambiente rigorista de Marruecos. Sola y aislada en el campo, con su marido y sus dos hijos, padece la desconfianza que inspira como extranjera y la falta de recursos económicos. ¿Dará sus frutos el trabajo abnegado de este matrimonio?

Los diez años en los que trascurre la novela coinciden con el auge ineludible de las tensiones y violencia que desembocarán en 1956 en la independencia de Marruecos. Todos los personajes habitan en «el país de los otros»: los colonos, la población autóctona, los militares, los campesinos o los exiliados. Las mujeres, sobre todo, viven en el país de los hombres y deben luchar constantemente por su emancipación.

El país de los otros

En el jardín del ogro

El ser humano se mueve entre filias y fobias. Las primeras empujan más allá de la voluntad. Las segundas anulan esa misma voluntad. Esta historia va de filias superpuestas a la existencia, a la vida, al entorno. La opción de habitar en otro mundo paralelo donde poder entregarse a los deseos que despiertan la sinfonía asincopada de la vida.

Adèle parece tener una vida perfecta. Trabaja como periodista, vive en un bonito apartamento en Montmartre con su marido Richard, médico especialista, y con su hijo de tres años, Lucien. Sin embargo, bajo esta apariencia de cotidianidad, Adèle esconde un inmenso secreto, la necesidad insaciable de coleccionar conquistas. «En el jardín del ogro» es la historia de un cuerpo esclavo de sus pulsiones, una novela feroz y visceral sobre la adicción sexual y sus implacables consecuencias.

«Da igual, está todo perdido. Desear ya es ceder. Se han levantado las barreras. No serviría de nada contenerse. ¿Para qué? Da igual. Ahora piensa como los opiómanos, los ludópatas. Está tan orgullosa de haber mantenido a raya la tentación unos cuantos días que se ha olvidado del peligro.» De la autora de «Canción dulce», Premio Goncourt 2016.

En el jardín del ogro

Otras novelas recomendadas de Leila Slimani

El perfume de las flores de noche

Todo escritor afrontar en algún momento ese porqué del escribir. Puede quedarse en una constante o terminar por romper y exorcizarse con una historia que profundice, hasta quemarse, en ese extraño crisol donde se funde el alma de los escritores.

«Si quieres escribir una novela, la primera norma es saber decir no, rechazar las invitaciones.» ¿Por qué aceptar entonces la propuesta de pasar una noche en el museo Punta della Dogana? A través del arte sutil de la digresión en la noche veneciana, Leila Slimani se adentra en el proceso creativo de su escritura, aborda los problemas de identidad y del pasado colonial, de moverse entre dos mundos, Oriente y Occidente, donde ella navega y se balancea, como las aguas de Venecia, ciudad cuyo sino es la belleza y la destrucción. Este libro es también un diálogo discreto, impregnado de una dulce melancolía, con su infancia en Marruecos, con su padre ya fallecido. «Escribir es jugar con el silencio, es confesar, de manera indirecta, unos secretos indecibles en la vida real.»

El perfume de las flores de noche
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