Los 3 mejores libros de Elisa Victoria

Con la escritora sevillana Elisa Victoria ocurre que siento más marcado ese posible abismo del salto de una generación a la siguiente. Pero no va la cosa por lo de resaltar las diferencias para reivindicar la generación X o la Z o el palo que toque. Lo digo más por una sana capacidad de sorpresa que me pilla descolocado y me desubica para bien. Y eso es lo mejor que pueden aportar los que van tomando el relevo en este mundo, para confiar en que pueda ser que algo vaya a mejor en el caos general.

No es lo mismo disfrutar con las novelas de suspense de Joel Dicker, de la misma añada de 1985 que la autora de marras, que adentrarse en la literatura como vanguardia con la sanísima intención de contar algo nuevo. O más bien de contar las mismas cosas, que suceden en este mundo de manera cíclica, con la ingeniosa sensación de que todo haya mutado.

Para eso, para poder aportar la noción de que algo nuevo ocurre cada día; para convencernos de algo más allá del trampantojo de la existencia, Elisa recurre a la exposición de la vida interior de sus personajes. Algo así como un muestrario improvisado que nos convence de la exclusividad de la vida, de la verdadera diferencia de cada individuo como un fascinante espacio a visitar y descubrir. Literatura sanadora frente al tedio. Narraciones coloristas que nos empujan a cambiar de prisma.

Top 3 novelas recomendadas de Elisa Victoria

Vozdevieja

¿Quién no se acuerda del Manolito Gafotas de Elvira Lindo? No es que se trate de que cíclicamente se ponga de moda lo de los protagonistas infantiles en novelas para todos los públicos. Es cuestión más bien de que tanto en su momento Elvira como Ahora Elisa, con su proximidad cacofónica en los nombres, encuentran ese niño que mimetiza con todos nosotros desde el humor más acertado, la ingenuidad y una visión del mundo «principitesca» que choca una y otra vez contra el muro de la realidad más terca para despertar esa hilaridad que comporta también sintonías de ligero desencanto con los lectores adultos arrebatados por la nostalgia.

Antaño eran los Tom Sawyer, Huckleberry Finn u Oliver Twist. Aquí y ahora es una chica llamada Marina que nos conducirá por la aventura de la vida vista desde una infancia que entronca con la idea de que todos somos niños de velas empujadas por los vigorosos soplos el tiempo. Pero niños al fin y al cabo deseosos de tomar en ocasiones vientos de cola para recolocarnos al timón en aquellos barcos ya fantasmas.

Tiene nueve años. Su nombre es Marina, pero en el cole la llaman Vozdevieja. Este verano en Sevilla, el primero después de la Expo del 92, es tan largo y tan seco que ella no sabe si llorar o reír. Si quiere que todo cambie o que todo siga igual. Porque aún juega con muñecas Chabel, pero ya mira revistas para adultos.

Porque su madre está enferma y ella ya se imagina en un convento rodeada de huerfanitas. Porque todo el mundo, también su padre, insiste en desaparecer. Porque su mejor amiga es su abuela, quien le guisa, la peina, se deja cortar esas uñas como alacranes, le cuenta su amor por Felipe González, le dice tranquila, le enseña nuevos tacos, le cose vestidos de flores.

Luego sale y esos vestidos le molestan tanto como si fueran de lija. Y aun así, Marina siempre tiene hambre: de vida, y de filetes empanados. Una voz única, tierna, lírica y divertidísima. Una primera novela tan inolvidable como la primera vez que te pasa algo importante.

Vozdevieja

El Evangelio

Las vocaciones podrían cambiar el mundo si su proporción fuera superior a muchos otros impulsos del alma humana que las superan por goleada. Las frustraciones son esas vocaciones capaces de sacar lo mejor, también incluso del desencanto y la desubicación. Porque al final, por extraño que parezca, una vocación frustrada es nuevo alimento de otra vocación naciente.

«Mundo maldito, llévame a mí si quieres que ya estoy podrida de todas formas, pero no me chafes a Alberto, a Alberto déjamelo tranquilo dando saltos en su casa vestido de gato, déjamelo que haga dibujos, que plante árboles, que baile, no le des sustos, no le des una pandilla que le ponga retos crueles, que se escape, que no se haga mayor como un cadáver dentro de un cuerpo grande con el que sea imposible volver a comunicarse, que no se queden sus huesitos arrojados en el interior de un tonto que monte un negocio vinculado con el diablo y se pase las jornadas firmando papeles y hablando con despotismo. No me pudras a este niño, mundo asqueroso, solo te pido eso, asústame a mí, enférmame, tortúrame, échame a una zanja y que nunca me encuentren, hazme daño a mí y a este niño que nada lo vuelva malo.»

Lali tiene que hacer prácticas de magisterio, pero olvida echar la instancia. Cuando descubre que le han asignado un colegio de monjas ya es demasiado tarde. Sin embargo, tendrá que superar el miedo y aprender que también esos niños necesitan lo mejor de ella, que también el amor se desvanece, que también los adultos incumplen las promesas expedidas.

Porn & Pains

Toda intención narrativa transgresora, desde el mero hecho de la juventud como motor, encaja perfectamente en una literatura de lo breve que recoge almas perdidas y pensamientos intensos, sobre todo lo que supone asomarse a la madurez como horizonte. Porn & Pains es el título del primer libro de Elisa Victoria. Viene relleno de páginas blancas con textos breves pero también de algunas amarillas con ilustraciones de Elena López Macías.

Un libro que tiene tanto de autobiografía como de homenaje. No hay reivindicación a la vista, tampoco hay juicio, no hay tabla de salvación alguna, ni defensas glamurosamente intelectuales, solo la mirada cruda de una adolescente contemplando el artificio del sexo en la pantalla y siendo deliciosamente consciente de ello.

Porn & Pains
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