Los 3 mejores libros de Catherine Lacey

El motivo para escribir cobra en Catherine Lacey una dimensión parabólica extendida en cada escena de sus novelas. Siempre desde una noción transformadora de la realidad, de la parcela más cercana de nuestro mundo.

Porque cada protagonista de las obras de Lacey nos invoca como desde otros planos de lo que podría ser, del momento en el que, punto de inflexión mediante, podría cambiar nuestra vida o la forma de entender la existencia. Resiliencia ante el infortunio o capacidad de decisión para escapar de fuerzas centrípetas, lo que toque.

Claro que, desde la ficción, semejante misión, horizonte narrativo o empresa tiene que abordarse con una ingeniosa escenografía que pueda ubicarnos en los territorios más reconocibles de nuestra cotidianeidad. Porque solo así puede saltar todo por los aires finalmente.

Las historias de Lacey dinamitan los principios y las convenciones. Y solo sus protagonistas son capaces de tomarse el asunto como una necesaria explosión controlada ante las circunstancias y las «obligaciones» sociales entendidas como convenciones y formalismos.

Novelas actuales que sirven como autoayuda para plantearse cualquier tipo de retos. Si los personajes, tan vívidos y ciertos, de Catherine Lacey pueden sobrellevar el peso del nuevo mundo sobre sus espaldas, porqué no todos para acabar por reconstruir la realidad…

Top 3 novelas recomendadas de Catherine Lacey

Altar

Veneramos a Dios sobre todas las cosas. En espera de poder llegar a alcanzar las bondades prometidas desde siempre. La conciencia quiere, lo intenta, pero acaba enfrentándose a poderosos prejuicios como tentaciones del mismo demonio. Hombres y mujeres pletóricos de fe deambulan por esta obra donde las mezquindades acaban triunfando escondidas en tibias escusas.

Una persona llega a un pequeño pueblo de Estados Unidos. Las gentes del lugar la encuentran durmiendo en un banco de la iglesia, donde se ha refugiado durante la noche. Es imposible discernir su raza, su edad o su sexo y, aunque entiende el idioma en el que le hablan, se niega a pronunciar palabra o a contar su historia.

La comunidad local, unida por una fuerte fe religiosa, se muestra dispuesta a acogerla y le da el nombre de Altar, pero en los seis días siguientes, previos al misterioso Festival del Perdón, su presencia acaba exponiendo los miedos más profundos y las hipocresías de la congregación. Lacey ha creado una fábula hipnótica que nos plantea preguntas urgentes sobre nuestra identidad, nuestro cuerpo y nuestra capacidad de entendimiento: una novela perturbadora y esencial.

Altar

Las respuestas

Convivir es siempre un experimento. La convivencia entre aquellos otrora enamorados siempre se mueve por diferentes fases de ciclo impredecible. Llegar a ver a la pareja como a un extraño no es algo tan extraño (valga la rebuznancia). Lo mejor del yo enamorado inicial aparca sus defectos, quizá hasta sus vicios y ofrece lo mejor de sí. La efervescencia de lo físico se prolonga durante un tiempo. Todo se confabula para que la realidad se vaya transformando, para bien o para mal, pero nunca manteniendo su sensación original.

La transformación del amor, su mágica o trágica mutación (según se mire) es un proceso emocional que se escapa a toda ciencia o estimación previa. Y desde ahi empieza este libro, se trata de hacer ciencia del amor, empirismo. Alcanzar el conocimiento de la última frontera más allá del amor.

Mary, una mujer en plena encrucijada personal decide acceder a un empleo singular bajo el enigmático paraguas de «Experimento Novia». Mary asume su rol de novia emocional, compensada con otras mujeres asignadas roles complementarios.

El otro lado de la relación es Kurt, un actor de vuelta de todo que busca respuestas a sus propios fracasos. Mary y Kurt congenian bien, quizás amparados ambos en su estado de latencia del amor en cualquier manifestación. Hasta que acaba manifestándose entre ambos.

Puede que estén cerca, tanto Mary y las otras chicas, como Kurt, de vislumbrar los entresijos del amor, de sus transiciones y sus pérdidas más traumáticas. Y descubrirán matices del amor que aparecen en la novela sumergidos entre sensaciones contradictorias de la propia naturaleza del experimento, convertido en vivencia hiperrealista u onírica.

¿Respuestas al asunto? Quizás no tantas como esperábamos o a lo mejor todas para el lector capaz de leer entre líneas, capaz de descifrar símbolos y de empatizar, de mimetizarse en los procesos vividos por Mary o por Kurt. La perspectiva feminista del asunto también es un matiz reseñable. ¿Se vive el amor de forma diferente en hombres y mujeres por los condicionantes externos?

El conocimiento del otro y de uno mismo en el momento del enamoramiento quizás sea la clave. Descubrir lo que somos en el inicio de un flirteo no evitará la fugacidad de lo pasional, pero quizás prevenga de sueños falsos o de esperanzas fatuas. Y humor, también encontramos el humor de nuestras miserias emocionales como seres expuestos a vaivenes emocionales.

Una novela completa sobre el amor abordada mucho más allá del género romántico para alcanzar un punto existencial. Porque realmente existir sin amor es completamente inviable.

Las respuestas

Nunca falta nadie

El momento en el que uno decide mutar de piel, transformarse en quien siempre quiso ser o al menos escapar simplemente de la piel cargada de surcos como cauces de años trazados hacia lo que se espera de uno. No falta nadie para realizarse si se superan los miedos. Al fin y al cabo solo hay una oportunidad para volver a encontrarse…

Sin decir nada a su familia, Elyria toma un vuelo de ida a Nueva Zelanda, abandonando su estable pero insatisfactoria vida en Nueva York. Mientras su marido intenta desesperadamente comprender qué ha sucedido, Elyria pone a prueba el destino viajando en coches de desconocidos, durmiendo en campos, bosques y parques, y teniendo encuentros arriesgados, a menudo surrealistas.

A medida que se adentra en la vida salvaje de Nueva Zelanda, el recuerdo de la muerte de su hermana la atormenta y una violencia soterrada crece en su interior, aunque quienes la conocen no perciban nada raro. Esta paradoja la conduce a otra obsesión: si su verdadero yo es invisible y desconocido para el resto del mundo, ¿puede decir que está realmente viva?

Nunca falta nadie
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