La audacia de la esperanza, de Barack Obama

La audacia de la esperanza, de Barack Obama
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De su anterior libro tras dejar la Casa Blanca: Los sueños de mi padre, muchos esperaban de Barack Obama la narración expiatoria de sus días de gobernante. Quien más quien menos, todo dirigente ha aprovechado la liberación del cargo de poder para relatar algunas decisiones incomprendidas. O motivaciones que en momentos pretéritos de su mandato pudieron malinterpretarse o no comprenderse desde el prisma más personal.

Pero no. Ese primer libro del Obama ciudadano de a pie fue una introspección del tipo que había llegado a presidente bajo los condicionantes especiales de su raza y sus orígenes. Todo un canto al viejo sueño americano de que todavía podían alcanzarse los sueños en base a la perseverancia, la ilusión y la confianza en un país abierto a todo aquel que se empeña en prosperar con firme voluntad, venga de donde venga…

Y sin embargo, este segundo libro fuera de la Casa Blanca ya sí continene una base política sobre sus años al timón del mundo.

Del libro principalmente se desprende la concepción de la política como una herramienta liberada del lastre de la ideología, las consignas y doctrinas, las actuaciones sobreentendidas y las etiquetas demócratas o republicanas.

La política para Obama debe ser parte del título de este libro: esperanza. Cada amanecer nuevos problemas aparecen, o los ya existentes se extienden más aún. Por momentos la población observa la política como un púlpito donde los políticos sueltan palabras vacías, un ámbito cuyo único fin es el presente inmediato del que pescar votos mientras se huye frenéticamente hacia adelante, a un porvenir que se asoma por momentos siniestro si no al menos preocupante.

El problema es que cuando alguien como Obama reclama nuevas formas de hacer politica se le tilda de naif, de predicar un buenismo irreal. Cuando lo irreal debiera ser el enfrentamiento por intereses espúreos; la discordia como sustento para ganar votos; el odio y el miedo que despierta populismos aterradores…

La esperanza viene de la sensatez de tipos como Obama. Solo que en un mundo de locos como el actual ser sensato supone nadar contracorriente en un río crecido por el miedo, el odio y la politica fácil que apacigua esas sensaciones de indefensión del pueblo.

Obama empapa sus ideas con vivencias personales, con anécdotas, con aspectos netamente políticos. Se sabe personaje público y no niega ese aspecto de relato personal. Pero a mi parecer lo importante es el trasfondo. La literatura de este libro habla de esa esperanza para Estados Unidos y, considerando lo globalizado de cualquier aspecto social, también para el mundo.

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