Las 3 mejores películas del genial Tim Robbins

Pocos andares capaces de transmitir emociones tan palpables como ese sabio pasear de Tim Robbins. Sin duda uno de los actores que mejor ha hecho suyo, eso del lenguaje no verbal aplicado a las artes escénicas. Un silencio de Tim Robbins acompañado del movimiento oportuno puede llegar a decir más que la más histriónica interpretación de muchos otros actores.

Si hay una asignatura en arte dramático donde se estudie la manera de comunicar con la completa gesticulación corporal, Tim Robbins impartiría el máster más cotizado de la carrera.

Pero es que además Tim Robbins hace gala de todo lo demás. Quizás no de una manera tan evidente pero sí con esa indubitada capacidad para la empatía con todos y cada uno de sus personajes. El tipo de mirada amable que puede oscurecerse para presentarnos insospechados infiernos interiores. El personaje que de inmediato nos hace olvidar al actor. Sin duda uno de los grandes actuales.

Top 3 películas recomendadas de Tim Robbins

Cadena perpetua

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No es fácil conseguir que el mismísimo Morgan Freeman pase a ser absoluto personaje comparsa en una trama. Claro está que, como narrador, el relato de Freeman también tiene un fascinante encanto. Pero si nos remitimos a la escena más allá de la voz en off, Robbins asciende en esta película hasta la cúspide de la actuación.

La trama le juega a favor, por supuesto, porque esta obra que nacía de una novela corta de Stephen King, dentro de su volumen sobre las cuatro estaciones, tiene todos los ingredientes para magnetizarnos en fondo y forma. Una suerte de venganza o más bien justicia poética se va asomando conforme avanza la historia. Pero nunca podríamos siquiera sospechar por donde romperá el asunto hasta hacérsenos algo magistral.

El deje melancólico del hombre abatido por las circunstancias. Ese punto de introspección que encaja perfectamente con el devenir del personaje de Robbins, el preso Andy Dufresne, a punto del peor de los hundimientos y finalmente alcanzando cumplida gloria o al menos, una especie de reposición para con su pasado y su infortunio.

Una película cargada de escenas míticas en el presidio. Una cinta

La Paltrow pasó de caerme bien por haber pasado algunos años de estudiantes en España a darme mucha peor impresión en algún programa reciente donde enseñaba su mansión con spa en lugar de trastero. Cosas de los prejuicios gratuitos ante personajes tan expuestos como son los actores.

Mystic River

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El orden entre estas dos películas podría cambiar. Pero estoy seguro de que el 99% de los críticos de cine que nos encontremos pondrá una u otra, arriba o abajo indistintamente. Porque Cadena Perpetua y Mystic River son dos jodidas obras de arte del cine. Y en gran medida es gracias al Tim Robbins más ensombrecido por las circunstancias, los pesares, el pasado irreconciliable con el alma…

Siempre he pensado que dirigiendo esta película brutal, Clint Eastwood no supo encontrar el mejor final cuando pasó ante sus propias narices. El instante en el que Jimmy Markum (Sean Penn) se levanta de la acera, de buena madrugada y con los últimos efluvios del alcohol remitiendo ante la resaca, da unos pasos y señala hacia la calle por donde partió el viejo amigo de la infancia, Dave (Tim Robbins) hacia la perdición… ¡Ese era el puñetero final más elegante para la película y seguramente uno de los finales más redondos nunca vistos!

Un poco más atrás de él vemos a Sean Devine (Kevin Bacon) y juntos podían haber quedado durante un silencio que bien podría haberse prolongado durante minutos. Porque en esa extraña ausencia del tercer amigo, Dave, desde el mismo día en que se lo llevaron los lobos en ese coche hasta todos los años que arrastró después, está todo lo que empasta la existencia de los tres niños de antaño.

Un inevitable círculo para que la fatalidad se repita en su cíclico devenir. Para que todo este mensaje nos llegue sin explicitarlo así en ningún momento tiene mucho que ver el papelón de Sean Penn. Los tres lo hacen genial, pero sobre todo Robbins como hombre traumatizado desde su infancia.

La guerra de los mundos

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Buscando esa película que sea un poco el verso libre en la filmografía de Tim Robbins, he recordado esta cinta capitaneada en el elenco por Tom Cruise pero llevada hasta otro nivel con la aparición de un Tim Robbins que hace suyo el apocalipsis que se vienen desde su escondrijo en el subterráneo de su casa.

De hecho, no sé qué parte del tiempo de la peli se lleva Robbins… Y, sin embargo, su actuación confiere a la película el toque más próximo sobre la fatalidad de una invasión extraterrestre. Credibilidad incluso frente a la fantasía más oscura. Un poso y un cuajo que solo él podría conseguir partiendo como tercer o cuarto actor…

Ray Ferrier (Tom Cruise) es un trabajador portuario divorciado que vive solo y que deja mucho que desear como padre. Un fin de semana cualquiera, la exmujer de Ray y su nuevo marido dejan a su cargo a sus dos hijos, el adolescente Robbie (Justin Chatwin) y su hermana pequeña Rachel (Dakota Fanning). Ese mismo día, se produce una extraña y violenta tormenta de luces, que resulta convertirse en el ataque de una especie alienígena robótica que busca a los humanos.

La película cuenta la extraordinaria batalla de la humanidad contra una invasión extraterrestre, vista a través de los ojos de la familia americana. Al igual que el resto de la humanidad, tras el inicio de la invasión, la familia se ve en la obligación de refugiarse de los alienígenas, unos seres imparables que cuentan con escudos que les hace invencibles ante los métodos humanos de destrucción.

Inspirada en la obra de H.G.Wells, esta película es todo un clásico a nivel mundial, y uno de los pilares de la ciencia ficción tal y como la conocemos actualmente.

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