3 mejores libros de Use Lahoz

En una presentación literaria, el autor de turno me expuso su teoría de que si llegados los 40 no habías logrado un cierto reconocimiento de tu obra, mejor no tomártelo ya demasiado en serio.

Use Lahoz ganó el Premio Primavera de Novela con treinta y tantos. Si nos ceñimos pues a los augurios de aquel escritor que conocía acerca de plazos y procesos, Use alcanzaba el objetivo de ser escritor en tiempo y forma. No tan precoz como Espido Freire pero sí en esa edad aún incluída en la etiqueta de escritor joven.

Solo que al final no se trata de eso. Escribir no es sellar papel antes de plazos vencidos. Y Use Lahoz es un buen ejemplo de que ser escritor es otra cosa. Porque al final siempre se escribe tomándotelo en serio, con toda la artillería que llevas dentro. Como tantas otras cosas emprendidas desde la más firme voluntad interior.

Los galardones, premios y reconocimientos que ha ido atesorando Use no son la meta sino la consecuencia. Y desde su condición de joven autor en su momento hoy es ya narrador esencial de nuestra literatura, fuera de órdenes y plazos.

Top 3 novelas recomendadas de Use Lahoz

Los buenos amigos

Todos hemos vivido esos días en los que la amistad alcanza un significado que pocas veces más alcanzará durante nuestra existencia. La infancia y su intenso despertar al descubrimiento, desde la sinceridad y el alma abierta que te hace congeniar con otros que avanzan como tú hacia la luz de los primeros horizontes.

Como aragonés, esta novela ya me tenía un poco ganado partiendo de la infancia de su protagonista por mis mismas tierras. Todo lo demás, la fascinación posterior llegó sobrevenida. Impresiones que calan desde los años duros de postguerra, más aún para un zagal como Sixto que colma su desgracia con su orfandad.Así se intensifica al extremo valor de la amistad en la infancia, desde las circunstancias que envuelven la trama. La adversidad es un trampantojo para la niñez, un decorado que tirar gracias a la imaginación, la picaresca y la amistad.

Después la novela avanza hacia ese futuro escrito para los chicos desde sus particulares circunstancias. Como podemos sospechar, la trama se mueve hacia la melancólica idea de que nunca vuelve uno a bañarse en el mismo río, ni debe uno regresar a los lugares donde fue feliz. Porque ni ríos ni espacios existen ya como tal.Sixto y Vicente fueron esos compañeros de juegos y adversidad, capaces en su unión de superar contrariedades impropias de su edad. Pero cuando los días pasan y se ocupan de enterrar lo vivido, puede que la sensación onírica de su particular niñez se torne en pesadilla. Décadas después el reencuentro trazado desde el singular devenir de España, apunta a la dramática sensación de una historia en la que todo puede ocurrir.

Los buenos amigos

Jauja

En lo estrictamente literario, esta novela probablemente sea la mejor escrita hasta ahora por el autor. El dominio del oficio, el control absoluto de los recursos, todo ello como complemento perfecto para un argumento esencial e inagotable en el autor: la vida.

Porque escribir sobre la vida es aventura y verdad. Exponer protagonistas en los que podemos habitar con escalofriante realismo como es el caso de María resulta algo más que disfrute literario.La construcción de lo que tenemos que saber sobre María nos llega por ella misma pero también desde la noción de su padre, recién salido de la misma escena en la que ella interpreta la Luiba de Chejov.

Lo que nos cuenta el padre que ya no está y lo que es capaz de transmitirnos la actriz que queda entre las aguas de su interpretación vital y la de su personaje, supone todo un viaje al teatro del mundo, al humanismo hecho arte escénico donde todos interpretamos lo que creemos ser.Su padre ha muerto. Seguramente mientras ella habitaba alguna lágrima de Luiba. Y en ese momento le toca revisar su guión y considerar si se siente capaz de regresar al principio de su obra, entre improvisaciones de la infancia y sensaciones de secretos ocultos.

Nos movemos en una única actuación de Chejov pero también nos retrotraemos a la vida completa de María. Vemos a la actriz en el propio momento en el que podemos descubrir todo lo que la llevó hasta ese lugar. La pérdida del padre es un dramático momento vital en el que uno n sabe si declamar un soliloquio, si pedir cuentas a la vida o si dejarse llevar por la nostalgia asfixiante de recuerdos apartados y escenas ya interpretadas.

Jauja

La estación perdida

En el fondo, Use Lahoz también es un narrador de ficción histórica. Solo que sus argumentos tienen tanto calado que uno acaba por olvidar la escenografía. En esta novela, quizás por aquello de tener un punto de argumento más clásico, se observa (y se disfruta) más esa intención de crónica de otros días, ese rescate de imágenes de un pasado que se nos despierta fácil gracias a viejas fotos color sepia.Una noticia inesperada trastocará la vida de Santiago Lansac.

Desde su pequeño pueblo se verá obligado a abrirse camino primero en la capital, y después en Barcelona y allá donde el destino le quiera llevar, en un periplo lleno de aventuras en el que se irá cruzando con gentes cuyas intenciones no sabrá detectar a tiempo. Ante tanto infortunio, solo el amor podrá salvarle.

La estación perdida es una historia de perdedores, pero sobre todo una comedia humana con personajes inolvidables: Santiago, un loco entrañable, atormentado por el miedo y los pájaros de su cabeza, y Candela, la imagen de la ingenuidad, la fuerza y el amor incondicional en una época en que a las mujeres se las educaba para servir.

Sin renunciar al humor, con una prosa ágil y precisa, y una maestría que lo afianza como narrado, Use Lahoz relata los cambios que sufrió España en la segunda mitad del siglo XX a través de estos antihéroes, obligados a la emigración y lanzados a lo desconocido en una novela repleta de sentimientos.

La estación perdida

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Verso suelto

Nada más profundamente humano que el verso suelto. Solo los o las que despliegan su lirismo discordante desde la juventud pueden acabar siendo los necesarios elementos disruptivos en lo social, las personas creativas, los críticos capaces de la transformación. Solo que en ocasiones la condición para ser verso suelto, y escapar así al manido soneto de la existencia, viene dado de manera forzada. Exponiendo así al discordante con su condición extrañada, alienada y diferente frente al batallón de la insultante medianía.

Antes de cumplir quince años, Sandra Martos descubre su inclinación sexual y asiste a la separación de sus padres; dos circunstancias que la harán sentirse en desventaja con el mundo que la rodea hasta que conoce a Isa, una chica mayor que ella, que le abrirá las puertas de la vida.

Desde ese momento, estará en guerra permanente con sus orígenes y buscará respuestas y cobijo fuera de la familia, en la amistad, así como en el cine y en los libros, únicos lugares donde la desolación y el desamor pueden resultar hermosos. Inconsciente de la fugacidad del tiempo, se lanzará a vivir convencida de que su inconformismo no remitirá, del poder magnético de la amistad y de algunos amores y de la durabilidad de los sentimientos, sin saber que un amigo puede ser el agua pero también el desierto.

Verso suelto
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