Los 3 mejores libros de Domingo Villar

El género negro siempre recibe con los brazos abiertos a un autor tan interesante como fue Domingo Villar. Porque este gallego amante de las letras fue uno de esos escritores que hizo de su obra un todo, una sinfonía escenográfica y de personajes, para ser siempre reconocido como el creador de sello inconfundible que generaba, en torno a sus novelas, todo un nuevo mundo extraído de una misma realidad.

Si hace poco hablábamos de Xabier Gutierrez y su noir gastronómico, el caso de Domingo Villar, con algo más de recorrido, se transformaba en el noir de las Rias Baixas. Un género negro temático que se abre al mundo desde su casuística rebosante de autenticidad y conocimiento del medio en el que todo transcurre.

En ese terreno de la Galicia brumosa, de los estereotipos galegos acerca de los espíritus contradictorios pero a la vez valientes y decididos, Villar fue construyendo una suma de historias en torno a los casos que su ya emblemático inspector Leo Caldas afrontaba con la entereza de las personalidades forjadas en esas costas que miran a la eternidad entre la melancolía y la esperanza.

En una propuesta con tintes quijotescos en la dupla que conforman Caldas y su ayudante maño Rafael Estévez, la suma de dos temperamentos tan diferentes y cargados de una herencia genética casi telúrica, nos presenta escenarios colmados de ricos diálogos en una particular compenetración, hacia la resolución de cada nuevo crimen, absolutamente brillante.

Y de la literatura al cine en un camino de ida y vuelta. Porque conocida la dedicación que tuvo Villar a la guionización, alguna de sus historias ya han llegado a la gran pantalla…, por si alguien gusta de esa experiencia de contrastes entre lo leído y lo visto.

Top 3 libros recomendados de Domingo Villar

El último barco

La última entrega de la saga del inspector Caldas adquiere esa potencia del virtuoso que va ganando oficio y que sabe explotar ese inagotable filón de un escenario tan particular como es la Galicia comprendida entre Finisterre y Baiona.

En ese mágico terreno en el que la tierra y el mar se conjugan mágicamente en entrantes y salientes, cualquier cosa puede ocurrir, incluso los crímenes más insospechados. Eso, el crimen, asoma con crudeza a la desaparición de Mónica Andrade.

El último temporal va devolviendo a los habitantes de la zona de Vigo la tierra que les pertenece, pero en esa cíclica transición asumida con resignación, a Mónica parece habérsela tragado un mar ahora calmo.

El inspector Caldas toma cartas en el asunto. Lo que va descubriendo sobre Mónica contrasta bastante con la información aportada por su padre, el doctor Andrade. Con su confidencialidad habitual, Caldas irá componiendo ese puzzle de las vidas secretas, de los comportamientos soterrados, de la doblez del ser humano.

Solo intentando seguir los pasos de la Mónica que en apariencia nunca fue podrá intentar resolver esa desaparición que, con el paso del tiempo, se antoja tan inabarcable como el propio océano Atlántico que parece disponer de las respuestas en una calma chicha que realmente espera nuevos momentos precisos para embestir de nuevo.

La playa de los ahogados

En segundo lugar destaco, para seguir esta tendencia de ir contracorriente respecto a la cronología de publicación, esta historia sobrecogedora, colmada de esa extraña sensación de calma hiriente entre la paz del espacio infinito que se antoja divisando el horizonte gallego a poniente, y la aparición de la muerte violenta tomada como una circunstancia más del devenir de la vida.

Para resaltar esa extrañeza, en este libro destaca el habitual cuajo de Caldas con lo intempestivo del carácter del aragonés Estévez, un extraño que trata de adaptarse como puede a los ritmos de ese otro lado extremo de la península.

Cuando el mar devuelve un cuerpo sin vida, después de haber jugueteado macabramente con él, cada cual afronta la fatalidad como puede. Pero en este caso el mar no ha devuelto el cuerpo de Justo Castelo por su entero capricho, alguien ha propiciado su muerte con la sujeción que entrelazaba sus manos. Descubrir la verdad, cuando esta puede tener repercusiones demasiado graves, nunca es fácil. Entre los marineros de la zona se mueve una corriente de opinión sobre lo acaecido. El precio de la verdad puede que sea demasiado alto.

La playa de los ahogados

Ojos de agua

En 2006 llegó la primera y siempre sorprendente novela de un autor en ciernes que acabó transformándose en escritor de valía en cuanto la obra alcanzó esa valoración unánime de gran trama negra.

Una historia que ya anticipaba las demás por la profunda presentación de sus protagonistas. La personalidad del inspector Leo Caldas por momentos se convierte en el leitmotiv de la historia, pues el autor va dejando esos señuelos sobre su misteriosa personalidad que incluso lo lleva a dedicarse al mundo de la radio en un particular confesionario existencial.

Pero también el caso de la muerte de Luis Reigosa va ganando en intensidad conforme avanzamos en la historia. Él era un músico notable, de los que se gana la vida con un saber hacer, quizás orientado hacia géneros minoritarios.

En torno al músico vamos descubriendo un estilo de vida en consonancia con esa bohemia de tantos creadores, un estilo de vida no exento de riesgos cuando tantos corazones se entregan cada noche a su música.

Porque del amor, de la pasión por la música, al odio, no hay tanta distancia. Y no siempre quedamos conformes cuando pedimos una nueva canción para nuestro corazón y el músico la deniega.

Ojos de agua
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