A medio camino entre el trepidante Ken Follett y el detallista Luis Zueco (por citar a un cercano y buen referente de novela histórica), el alemán Daniel Wolf cultiva una novela histórica rica en detalles pero presentados con el arte de la síntesis. Siempre en favor de una trama que adquiere, con esa certera criba descriptiva, un tono épico incluso en la mera supervivencia de los personajes ubicados en la remota antesala de la civilización actual.
Conocido en España por una serie de la familia Fleury que aterrizó con buen pie desde la primera entrega (como no podía ser de otro modo por ese don narrativo puesto en práctica desde el pragmatismo más novelístico), Wolf apunta a convertirse en todo un primer espada de la ficción histórica europea.
Top 3 novelas recomendadas de Daniel Wolf
La sal de la tierra
«Luz del mundo, sal de la Tierra», indicaba Mateo en las lecturas sagradas. No es un asunto menor la trascendencia de la sal en el devenir de la humanidad. De ahí que entendamos que este título con el que arranca la saga de los Fleury apunta a un relato que pretende excavar hasta los cimientos de un mundo antiguo, entregado a la sal para la subsistencia.
Ducado de Alta Lorena, 1187. Tras la muerte de su padre, el joven mercader de sal Michel de Fleury se hace cargo de los negocios familiares. Son tiempos difíciles para los comerciantes, ya que la avaricia del clero y el despotismo de la nobleza gravan con abusivos impuestos a los mercaderes y sumen al pueblo en la miseria.
Es entonces cuando el carismático Michel decide desafiar a los poderosos para cambiar las opresivas leyes del comercio y abanderar las ansias de libertad de un pueblo. Sus medidas, revolucionarias para la época, lo envuelven en una mezquina lucha de poderes. Así que, cuando propone construir un puente alternativo para evitar las tasas de los señores feudales, sus enemigos harán todo lo posible por derrotarlo, hasta el punto que verá peligrar su vida y la de la mujer a la que ama…
La plaga del cielo
Daniel Wolf supo como empezar la serie y aún supo mejor como acabarla. Y no es que la segunda o tercera parte sean menores. Pero cuando una trama se concluye con la maestría de esta, no queda otra que reconocerlo. Más incluso por lo oportuno de las insospechadas simetrías con nuestros días…
Ducado de Lorena, 1346. Adrien Fleury siempre soñó con ser médico, pero ni en sus peores pesadillas pudo anticipar que, cuando lo consiguiera, debería combatir la plaga más letal que la región había conocido hasta el momento. Su valerosa defensa de la ciencia y su ardiente amor por Léa, una inteligente joven judía, le valdrán el odio eterno de los poderosos e intransigentes, quienes buscan siempre un chivo expiatorio para ocultar sus propias miserias.
Con su inmenso talento narrativo, el autor nos lleva a un siglo que empezaba a dejar atrás el oscurantismo medieval y nos regala una historia fascinante donde brillan el amor por la ciencia y la defensa de la verdad.
La luz de la tierra
La segunda parte, y siguiendo el planteamiento de Mateo en la Biblia sobre la luz y la sal. Una novela quizás ligeramente inferior a un comienzo de serie perfectamente llevado para conformarse como ese inicio y presentación de todo. Y no será porque no tenga acción esta réplica. Porque aquí pasa de todo…
Ducado de Alta Lorena, 1218. Después de su lucha contra el clero y la nobleza, el comerciante Michel de Fleury se ha convertido en alcalde de Varennes Saint-Jacques. Sus objetivos siguen siendo los mismos: alcanzar la justicia y la honestidad y rebelarse contra los poderosos que llevan años oprimiendo al pueblo. Por su parte, Rémy, el hijo de Michel, sueña con fundar una escuela donde todos puedan aprender a leer y a escribir, un empeño que le enfrenta directamente al abad, que ve tambalear el poder que siempre ha ostentado.
Pero cuando Varennes está a punto de convertirse en una ciudad próspera y un ejemplo de comercio y educación, los enemigos de los Fleury tejen una mezquina red de conspiraciones que hundirá a la ciudad en un abismo de pobreza de la que solo saldrá cuando el pueblo se atreva a enfrentarse a sus opresores y cuando en la tierra brille la luz de la libertad.
