Los 3 mejores libros de Auður Ava Ólafsdóttir

Tiene que ser muy buena escritora para alcanzar las cotas de éxito que ha conseguido con un nombre tan impenetrable para lectores desde Oslo hacia el sur. Recuerdo el caso de otro islandés ilustre, como es Arnaldur Indriðason, que parece esconder su nombre real en esa suerte de anagrama. Pero no, la cosa es que en Islandia se llaman así y para ellos Pepe Pérez debe sonarles igualmente extraño e impronunciable.

La cuestión es que Auður Ava Ólafsdóttir llega a millones de lectores. Y lo consiguió gracias a esa obra emblemática que todo superventas necesita como palanca, una «Rosa cándida» que exploraba ese amor de múltiples significados, desde los más filántropos hasta los más egoístas. Una obra que nos enseña que entre ambos polos se encuentra la definición de esa búsqueda que lo abarca todo en la misión de vivir.

Se trataba de una obra intermedia, de ese punto de inflexión marcado más por el éxito, con ese componente de azaroso descubrimiento del gran público, que por un cambio significativo de su exquisito muestrario de recursos y motivos de la escritura en fondo y forma.

Top 3 novelas recomendadas de Auður Ava Ólafsdóttir

La escritora

Una autora especialista en microcosmos y en sus destinos dibujados como estrellas fugaces en formas de estela que sin embargo no se extinguen. Vidas inmortales para quien las observa brillar en la oscura cúpula. Todo lo que se puede y se desea ser como una proyección hecha bella forma de literatura. Más aún cuando una escritora narra los avatares creativos y esenciales de otra escritora en un mismo mundo desvanecido por su tenue luz, no tan pretérito pero siempre extraño como el nuestro.

Apenas 180.000 habitantes, un premio Nobel de Literatura, una base militar estadounidense, dos aerolíneas transatlánticas: esto es Islandia en 1963. Hekla siempre ha querido ser escritora. En un país de poetas, en el que cada casa está repleta de libros y hay más escritores per cápita que en cualquier otro lugar, Hekla solo encuentra un obstáculo: ser mujer.

Después de empacar todas sus pertenencias, incluida una máquina de escribir, llega a Reikiavik con un manuscrito en su maleta. Se va a vivir con su amigo Jón John, un hombre homosexual que desea con todas sus fuerzas empezar a trabajar en el teatro. Ambos se sentirán totalmente desubicados en un mundo pequeño y profundamente conservador, pero que muy pronto empezará a cambiar: los años sesenta prometen transformarlo todo.

Hotel silencio

Los hoteles almacenan vidas de paso como en una biblioteca como en un almacén con sus códigos de letras y números. Siempre un buen lugar para rescatar lo que se es, despojados todos de esa rutina y ese entorno hecho cascarón tan amable como estrecho una vez roto.

Su mujer lo ha abandonado. La demencia de su madre no hace más que avanzar. Acaba de descubrir que su hija no es su hija biológica. Visto que solo su particular habilidad para las reparaciones y las chapuzas domésticas sigue teniendo algo de sentido, Jónas decide agarrar su caja de herramientas y hacer un viaje solo de ida a un país extraño y devastado por la guerra para desaparecer y darle un fin definitivo a esta triste existencia.

Pero los desperfectos en el Hotel Silencio en el que se aloja comienzan a requerir sus atenciones, y también lo hacen los huéspedes, y los habitantes de la ciudad, y su plan aplaza una y otra vez. Así, con mucho humor y sutileza, Ólafsdóttir deja claro que las heridas particulares, vengan de donde vengan, solo cicatrizan en común.

La mujer es una isla

Todo inicio de viaje imprevisto, abalanzado sobre nosotros sin ropa de cambio nos expone a equilibrios imposibles entre el inmovilismo que nos quiere aferrar a una vida precipitada y la remota ansia de redescubrir un mundo que ha seguido cambiando pese a nosotros. En esta novela aprendemos a remar aprovechando los vientos de cola.

La protagonista de esta pequeña gran historia es una mujer de treinta y tres años cuyo marido acaba de pedirle el divorcio. Decidida a dar un giro radical en su vida, y tras la profecía de una médium que le asegura que en una distancia de 300 kilómetros ganará la lotería y conocerá a tres hombres -uno de los cuales será el amor de su vida-, emprende un viaje siguiendo la ruta que rodea Islandia. No irá sola: Tumi, el hijo de una amiga en apuros, dos muñecos de peluche, y una caja de libros y de cedés la acompañarán en el camino.

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La verdad sobre la luz

En el podium de los títulos sugerentes, esta verdad sobre la luz estaría ahí ahí, disputándose el primer puesto. Dudas de si se trata sobre una nueva teoría de la relatividad o acaso una exploración existencial sobre nuestro mundo necesitado de una luz del sol acaso extinguible en algún momento futuro… La cuestión es que allá por lo más septentrional de Europa ya saben del valor de la luz en su plano estrictamente científico o en más humano. Porque después están las sombras…

Descendiente de un linaje de matronas, Dýja es también eso que en Islandia llaman «madre de la luz». Sus padres dirigen una funeraria, su hermana es meteoróloga: nacer, morir y, entremedias, superar unas cuantas tormentas. En plena amenaza de huracán, Dýja ayuda a traer al mundo a su bebé número 1922. Está tratando de arreglar el apartamento que ha heredado de su tía abuela, abarrotado de muebles, bombillas que parpadean y una caja de fruta llena de manuscritos: la tía Fífa continuó la labor que había comenzado la bisabuela de entrelazar los relatos de las antiguas comadronas que recorrían los páramos del país en plena ventisca con sus propias reflexiones excéntricas y visionarias sobre el planeta, la vida… y la luz.

Mientras, en el ático, un turista australiano parece haber viajado hasta las antípodas para hacer balance de su vida. El ser humano es, definitivamente, el animal más vulnerable sobre la Tierra, y el delgado hilo que nos une a la vida es tan frágil como una aurora boreal.