Lo de ir contracorriente acaba señalando al salmón de turno como un tipo distinguido, crítico, capaz de tomar ese camino a la inversa para evitar cauces e inercias peligrosas que, al fin y al cabo, siempre van a morir al mar. Es el caso de un Albert Boadella ejerciente últimamente más de catalán antidogmas y por tanto mal catalan para el resto de salmones que prosiguen su camino hacia el mar con el gustirrinín del agua a favor empujándote el lomo…
La cosa es que con un tipo como Albert, en ocasiones te posicionas a su lado, sobre todo frente a los intolerantes separatistas, para en otras sentirte muy alejado de sus posiciones. Pero es lo que tiene asumir la verdad de cada cual hasta las últimas consecuencias.
Alguien como Albert que vivió franquismo y persecución, sabe perfectamente detectar de qué lado está el autoritarismo ahora. Y claro, eso jode mucho al entorno separatista que se encuentra a un icono antifascista justo del otro lado. Como por cierto ocurre con muchos otros.
Porque, si nos fijamos bien, los que rodean al separatismo político son estómagos en busca de agradecimientos, veletas rollo Pilar Rahola o Juanjo Puigcorbé que hasta que tuvieron faena en medios generales, fueron tan españoles como cualquiera. Sin obviar que muchos otros de esta misma facción separatista como el pseudocantante Lluis Llach desciende de franquistas y claro, es tan similar esto del separatismo… Y aún así, de vez en cuando engañan a alguien como Chomsky.
Pero vamos, que me voy del tema que hoy nos ocupa, los libros de un Boadella siempre cargado de razones sazonadas al humor, que siempre llegan mejor…
Top 3 libros recomendados de Albert Boadella
El Duque
Hay quien todavía toma el té a las 5 y en sus ratos libres baja a las caballerizas a peinar alguno de sus corceles. Tipos que montan a media tarde unos hoyos en el club de golf privado con otro de parecida sangre azul. Y en su completo desajuste de la realidad hay un punto teatral de la vida, como de escenario decimonónico que extiende su tramoyismo al trampantojo de la vida.
La amistad que Albert Boadella mantiene desde hace años con el duque de Segorbe le lleva a reflexionar sobre dos formas de ver el mundo y de estar en él: la del aristócrata que lleva siglos de tradición a sus espaldas y la del bufón, el comediante que arrastra una tradición muy distinta: gente de la farándula, de poco fiar.
La verdadera distancia social, el protocolo, el gusto por la tradición y el conservadurismo que, contra todo pronóstico, encaja a la perfección al bufón, amante también de la belleza y de lo clásico: la arquitectura, los jardines, el arte, la música y hasta la fiesta taurina. Una reflexión literaria y evocadora sobre un mundo de gran belleza a pesar de su anacronismo.
Adiós Cataluña: Crónica de amor y de guerra
La figura de Boadella cobró nuevos bríos en los tumultuosos días en los que la Cataluña separatista se miró al espejo y el espejo le contestó que todo era suyo. Porque entonces nació Tabarnia, el grano en el culo, la legaña irreductible, la pelusilla en el ombligo del gran dictador del nacionalismo catalán siempre asomado precisamente a su ombligo.
Albert Boadella construye una profunda y objetiva reflexión de la historia del nacionalismo a través de la vida personal y los lances de este «ex insigne catalán».
Parte de sus recuerdos entrañables hacia Cataluña, pasando por sus primeros desencuentros y el creciente desencanto con su tierra, hasta llegar a la guerra total. Once años después ha sido elegido presidente de Tabarnia en el exilio. La guerra continúa sin tregua y el amor, afortunadamente, también.
¡Viva Tabarnia!
Albert Boadella, presidente de Tabarnia en el exilio, reflexiona en este libro sobre la situación actual en Cataluña y las causas políticas, sociales y culturales que han conducido a ella. Desde la finura analítica y empleando como arma el sentido del humor, explica las razones y la importancia de la existencia de Tabarnia, un anticuerpo frente a la situación extrema que vive Cataluña y que quedó radiografiada el 21 de diciembre de 2017.
«No hay confusión que valga: el nacionalismo es una antigualla incompatible con la democracia, fuente de las peores violencias, y no hay razón alguna para que en ese país civilizado, moderno y democrático que es España desde la Transición, tenga cabida en él». Del prólogo de Mario Vargas Llosa.
